Inicialmente se realizan varias fotos de la cara del paciente desde diferentes ángulos. Las fotos se transforman luego en una malla tridimensional y por último se junta con un modelo tridimensional detallado de una cara genérica.
Para conseguir el modelo detallado tras la piel se combina con la malla anterior otra malla generada combinando pruebas médicas como angiografías, tractografías, CTs 2D y 3D, además de MRIs.
El conjunto es un modelo tridimensional completo personalizado que puede utilizarse para planificar desde intervenciones de cirugía plástica simples hasta el increíblemente complicado trasplante de cara.
Todo esto es posible gracias al trabajo de desarrollo de los médicos e investigadores de cirugía plástica de la Universidad del Centro Médico de Pittsburgh y las herramientas CGI desarrolladas por la industria cinematográfica.
Eso sí, para algunas caras que han pasado ya miles de veces por el quirófano no hay NURBS ni mallas que valgan que puedan con tanta transformación. [UPMC]
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