Pese a las creencias y estereotipos que circulan en el mundo de los negocios parece que hombres y mujeres son igualmente precisos a la hora de medir su capacidad para emprender. Así lo pone de manifiesto un nuevo estudio.
La investigación, publicada en Entrepreneurship Theory and Practice, y liderada por Jennifer Jennings, profesora de la Escuela de Negocios de Alberta y Cátedra de Investigación de Canadá en Emprendimiento, Género y Empresas Familiares, muestra que la confianza emprendedora es casi pareja entre las féminas y sus homólogos masculinos.
Sirviéndose de datos del Global Entrepreneurship Monitor el estudio llevó a cabo dos investigaciones separadas, según se hace eco Biz Journals. En primer lugar, un estudio de laboratorio en la Universidad de Alberta y, en segundo, una encuesta con participantes de EE.UU y Reino Unido. Ambos estudios involucraron ejercicios de emprendimiento seguidos de una autoevaluación.
Tras su análisis se descubrió que cerca de un 70% de las mujeres mostró una confianza precisa a evaluar sus oportunidades para emprender, alineando su autoevaluación con puntuaciones objetivas. De forma casi similar, en hombres este porcentaje se situó en un 64%. Los varones tuvieron un porcentaje menor sin confianza, pero una proporción mayor al exceso de esta.
La autora principal del estudio señala que cuestionar dicha percepción es importante, ya que las políticas de capacitación a menudo reflejan la suposición de que la brecha de confianza percibida es una “deficiencia femenina” que debe abordarse.
“La narrativa de que las mujeres que no confían en su capacidad empresarial proviene de una visión del mundo patriarcal “, ha explicadoo Jennings en un artículo. “Cuando se mira desde esta mentalidad predominante, la media más baja de autoeficacia emprendedora exhibida por las mujeres en comparación con los hombres tiende a interpretarse como evidencia de que somos ‘deficientes’ en este sentido”.
Además, Jennings asegura que “debido a esta supuesta deficiencia, a menudo se recomienda a los responsables de políticas, educadores y proveedores de capacitación que diseñen e implementen iniciativas para fortalecer la confianza emprendedora de las mujeres”.
Las investigadoras que han realizado el estudio también cuestionan la suposición de que el exceso de confianza influya de manera positiva en el espíritu emprendedor. Según han podido constatar, las personas (independientemente de su género) que sobreestimaron su desempeño se mostraron menos abiertas a adoptar comportamientos beneficiosos para las empresas, como la autoevaluación crítica.
“En el segundo estudio, les dimos a los participantes varios escenarios relacionados con la propiedad de un negocio, y aquellos que tenían exceso de confianza (una vez más, hombres y mujeres por igual) tenían más probabilidades de presentar un producto realmente arriesgado y altamente innovador con pocas posibilidades de éxito”, subraya Jennings.
“También eran significativamente más propensas a aumentar su compromiso o continuar invirtiendo dinero en un proyecto fallido“, añade.
Como conclusión, las autoras de estudio señalan que “en contra de las descripciones habituales de las mujeres como poco seguras respecto al espíritu emprendedor, mostramos que tienen la misma probabilidad que los hombres de poseer autoevaluaciones precisas de su potencial empresarial”.
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