Como si se tratase del Pozo de las Almas de “En busca del Arca Perdida” solo que en esta ocasión no era Indiana Jones quien se descolgaba sino una pequeña minicámara.
Hacía 12 años que se conocía de la existencia de esta tumba pero solo recientemente se pudo practicar una pequeña abertura por la que descolgar una diminuta cámara que nos trajese al exterior una imagen de lo que se ocultaba. Los arqueólogos no podían acceder porque la frágil integridad estructural de la construcción podría haber puesto en peligro sus vidas. Ahora sabemos qué hay dentro (tampoco es que haya mucho) gracias a la tecnología que consigue cámaras lo suficientemente pequeñas. Lo siguiente será, probablemente, un robot, y estaremos aquí para contarlo. ─[National Geographic]
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