El mayor fabricante norteamericano de equipos de telecomunicaciones
cuyas cuentas están bajo investigación por los reguladores
estadounidenses y canadienses, confió la dirección del grupo a Frank
Dunn hace tres años con el cometido de reconducir la gestión y recuperar
la rentabilidad de la empresa. Aparentemente, el primer ejecutivo tuvo
éxito en su labor y el año pasado el grupo anunció un beneficio de 732
millones de dólares, el primero desde 1997, después de despedir
alrededor de 60.000 trabajadores y cerrar varias fábricas. Ahora, las
cifras y gerencia del grupo en su conjunto se encuentran bajo sospecha.
La primera medida adoptada para intentar superar la crisis ha sido el despido
de quien ha pilotado la empresa en los últimos tres años y dos de sus
colaboradores, Douglas Beatty, director financiero, y Michael Gollogly,
auditor de cuentas. Ambos ejecutivos ya habían sido suspendidos de
empleo en marzo por las investigaciones iniciadas sobre las cuentas.
Nortel ha nombrado a William Owens, militar retirado, nuevo consejero
delegado, mientras que William Kerr y MaryAnne Pahapill sustituirán a
Beatty y Gollogly.
Red Wilson, presidente del grupo, aseguró en
un comunicado que los despidos están relacionados con la contabilidad de
la empresa y que la decisión se ha adoptado para defender los intereses
de los accionistas. “Las medidas son un paso importante para restaurar
la confianza de los inversores”, indicó. Nortel, que en su día fue una
de las estrellas de Wall Street y que perdió más del 90 por ciento de
valor con el pinchazo de la burbuja tecnológica, ya estaba bajo
investigación por la SEC (regulador del mercado estadounidense) y las
autoridades canadienses por posibles irregularidades contables.
En octubre, Dunn encabezó la investigación sobre las cuentas desde el
ejercicio 2000 hasta el primer semestre de 2003, en el que se redujeron
la pérdidas en 500 millones de dólares y las ventas se redujeron en 121
millones. En un principio, los inversores no dieron mayor importancia a
la revisión de las cuentas. Mayor preocupación suscitó el segundo
anuncio en marzo, cuando la compañía advirtió que volvería a examinar
ciertas provisiones y costes de años anteriores y que podría volver a
presentar las cuentas una tercera vez.
Nortel ha declarado que,
si bien la investigación no ha terminado, el beneficio del primer
semestre del año pasado se convertirá en pérdida y que el resultado neto
del ejercicio, que se anunció de 732 millones de dólares, podría
reducirse a la mitad, aunque no lo ha concretado. En estas
circunstancias, la empresa retrasará la presentación de las cuentas del
primer trimestre de este año, prevista para esta semana.
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