Este material tiene propiedades adicionales, como su ductilidad y cambios en su magnetización, dadas también por su elasticidad. Soporta un nivel de tensión de aproximadamente el doble que el del níquel-titanio y puede utilizarse para hacer cánulas o endoprótesis vasculares, que son como tubos que se sitúan en los vasos sanguíneos para evitar su colapso. Podría utilizarse en el corazón e incluso en el cerebro, donde las aleaciones actuales de níquel-titanio son demasiado gruesas para sus vasos sanguíneos.
Por otro lado, este material podría ser una buena solución para la construcción de edificios en zonas propensas a terremotos. El material soporta una gran deformación, por lo que tras la desestabilización de la estructura del edificio, ésta volvería más fácilmente a su forma original. Esto me suena a eso de que el bambú soporta grandes tormentas y vientos, doblándose y volviendo a su forma, mientras que un duro y grueso roble se quiebra o desarraiga. —Javier G. Pereda [Reuters]
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