La Inteligencia Artificial, también conocida como machine learning, deep learning, statistical learning, etc es el Delta de este gran río que está llamado a transformar la realidad que conocemos y que supone una revolución que hay quién ya anuncia creará y destruirá empleo.
Para que haya inteligencia artificial hace falta Big Data, procedente del Internet Of Things (IoT) y también es necesaria la aplicación de algoritmos que permitan a las máquinas identificar patrones de conducta, toma de decisiones, adelantarse incluso a nuestras necesidades y aprender de forma autónoma a través del refuerzo.
De esta forma, en un futuro más cercano del que algunos creen, Google podría saber que ha aplicado el patrón más rápido de búsqueda y aprender mediante el reconocimiento facial de la sonrisa o los gestos faciales de un usuario asombrado por la velocidad y exactitud con la que el buscador parece saber incluso mejor que él mismo lo que está buscando. Esta capacidad de aprender por refuerzo, acelerada por el uso de millones de usuarios al minuto y la extraordinaria velocidad de proceso de estos datos por parte del buscador podría hacer que en los próximos meses el concepto de “buscar algo en internet” se haya transformado por completo.
A día de hoy ya se están consiguiendo grandes resultados en la aplicación de la IA en el campo médico, en concreto de la oncología, o en sectores como la logística, aeropuertos, traducción, la seguridad informática, la banca… las aplicaciones son infinitas; los gigantes de la industria apuestan por las tecnologías congnitivas y los chatbots están cada vez más extendidos.
2016 rompió los records en el desarrollo de la IA y 2017 se presenta como el comienzo de una nueva era donde los usuarios comenzarán a ver las ventajas de esta revolución. Pero no todo son ventajas; se escuchan voces de seria preocupación en torno a aspectos esenciales a tener en cuenta.
Uno de los principales impactos de esta nueva era lo notaremos en el sector de la automoción, uno de los sectores que transformaron nuestra forma de relacionarnos, posibilitando recorrer grandes distancias en menos tiempo e introduciendo posteriormente mejoras en velocidad, seguridad, confort, medio ambiente, etc. ¿Cuál es el siguiente paso en el sector de la automoción? El coche inteligente, autónomo, capaz de procesar en tiempo real un volumen enorme de datos acerca de las condiciones de la carretera, los vehículos circundantes, la temperatura, aspectos de entorno o señalización y transformar el concepto ‘necesito desplazarme’ a través de la conducción autónoma. Pero este cambio de modelo en el mundo de la automoción es más profundo de lo que a día de hoy puede parecer ya que implicará una adaptación completa del sector.
La propiedad es un concepto sólido, esclavizador. En menos tiempo del que creemos, las compañías de fabricación de automóviles dejarán de vender coches a particulares y les venderán un servicio de automoción para cubrir su necesidad de desplazarse, como ya ofrecen a día de hoy empresas como Car2Go, de manera que no seamos propietarios de un coche, sino usuarios de un servicio de desplazamiento. Si lo piensan, el 90% de las personas usan el coche para ir y volver del trabajo y recorrer pequeñas distancias (ir a recoger a los niños, a hacer la compra). Si analizamos el tiempo de uso del coche nos daríamos cuenta de que apenas usamos el 10% del tiempo el coche, o dicho de otra forma, el 90% del tiempo el coche del que somos propietarios no nos está aportando valor y está aparcado en la calle (zona verde, azul), o en un parking.
El modelo evolucionará a un concepto en que pueda usar coches compartidos (eléctricos) en entorno urbano y pague por tiempo de uso, desentendiéndome de costes de mantenimiento, impuestos, aparcamiento, ITV, … y si a eso le incorporamos elementos de conducción autónoma, en un futuro más cercano del que imaginamos en lugar de ir a buscar el coche podré pedir un servicio de desplazamiento que vendrá a recogerme de forma autónoma y que me llevará a mi destino, cobrándome por el tiempo empleado en satisfacer mi ‘necesidad de desplazarme’ sin generarme otras necesidades que no son de valor como “tengo que pasar la ITV”, “necesito un mecánico”, “necesito limpiar el coche” o “necesito ir a la gasolinera”.
Esta racionalización en la forma de satisfacer las necesidades de los usuarios afectará a otras necesidades que dejarán de ser del usuario y supondrán y tendrán un impacto en sectores como la mecánica, conductores de autobús, de camiones, seguros de automóvil, flotas de reparto, etc… el impacto será enorme y estos sectores deberán reorientarse en poco tiempo para atender al cambio de paradigma. ¿Desaparecerá el coche en propiedad? No. Tampoco han desaparecido los carros de caballos en algunas ciudades por su interés turístico, pero incluso quien decida tener un coche en propiedad podrá compartir su uso, de manera que en lugar de tener el coche aparcado pueda ofrecer un servicio peer (entre iguales) de manera que otras personas puedan aprovechar el tiempo de inactividad de su vehículo para desplazarse.
Algunas de las consecuencias de este cambio de modelo son que se reducirá el parque de vehículos en ámbito urbano, se maximizará el tiempo de uso de los vehículos para atender el servicio de desplazamiento a usuarios, se cambiará el aspecto de las ciudades ya que los coches no estarán aparcados, estarán en uso y con menos coches podremos dar respuesta las mismas necesidades de desplazamiento de las ciudades, con lo que también conseguiremos un significativo impacto ambiental y de calidad de vida en las ciudades al reducir los atascos, las emisiones y los accidentes.
Este es solo un ejemplo de lo que la aparentemente lejana y futurista Inteligencia Artificial puede hacer por el hombre en los próximos meses, pero, como dije, no todas son ventajas. Aunque el nuevo modelo de fabricantes de automóviles prestando servicios de desplazamiento a través de una flota eléctrica de coches autónomos seguramente reduzca la obsolescencia programada, no hemos de olvidar que las máquinas fallan y, lo que es más importante, carecen de valores éticos. ¿Qué hará un coche para decidir si debe esquivar un peatón distraído que se cruza de repente o preservar la seguridad de sus pasajeros? La ausencia de valores éticos y humanidad en las máquinas es algo que quita el sueño a los padres de esta mal llamada Inteligencia Artificial.
* Guillermo López Moratinos es Lead Expert Transformacion Digital, Lean, DevOps en Netmind .
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