Hace unos años no había espacio para dudas: si tenías una empresa, el software rey, por ser el más extendido y casi el único, era el de Microsoft. Los cursos de informática enseñaban la suite Office porque era lo que iba a haber que saber utilizar en cualquier trabajo de oficina. Básicos de Word, Excel, PowerPoint, Outlook e incluso Access. Microsoft reinaba en los ordenadores y tenía tanto a los usuarios de a pie como a las empresas de su parte.
Entonces llegó Google y las cosas empezaron a tambalearse. No a nivel empresa, que ahí todavía no había realmente una alternativa a la suite de Office con todos sus detalles, pero sí en el sector consumo. Cada vez más usuarios dejaron de lado sus cuentas de Hotmail y abrieron una en Gmail. Y de pronto tenían también todo lo que ofrecía Docs. Gratis y fácil. Office era todavía la norma general, pero la excepción de Google Docs (después Drive) empezaba a ser frecuente.
Microsoft podría haberse preocupado ahí, pero se aferró a sus ventajas: a ser todavía la norma en la mayoría de los casos y, sobre todo, a saber que las empresas seguían de su lado. Google no ofrecía nada para negocios y, si bien su suite de apps podía ser utilizada con fines profesionales, a la hora de tareas complejas Microsoft seguía ganando. Con las empresas todavía del lado de Redmond y Google sin ofrecerles nada, no había peligro.
El primer paso de Google para captar a las empresas tuvo lugar en 2007: un año después de lanzar Gmail y seis meses después de la llegada de las apps, apareció Google Apps Premiere Edition, una versión de pago dirigida a usuarios profesionales. Pero eran otros tiempos y la nube todavía era algo poco conocido y en lo que pocas empresas confiaban. Microsoft seguía siendo la única opción con la “seguridad” del escritorio y el almacenamiento local. ¿Para qué sirve la nube?
Seis años después, la situación es otra. Microsoft ha visto cómo poco a poco los usuarios profesionales han empezado a valorar algunos detalles de las apps de Google frente a lo ofrecido por Redmond: la nube se vuelve imprescindible en un mundo multidispositivo, y la opción de trabajar desde un smartphone o un tablet es cada vez más demandada. Microsoft hizo los deberes y subió su suite también a la nube: lanzó sus Office Web Apps y más tarde Office 365, la opción para empresas que junta escritorio y nube.
Tanto Google como Microsoft quieren llevarse a las empresas, pero ¿qué opción es mejor?
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