Los investigadores han creado un juego en el que los voluntarios era perseguidos por un predador a través de un laberinto. Si se les atrapaba recibían una leve descarga eléctrica.
Se midió la actividad cerebral de los voluntarios utilizando resonancias magnéticas y se descubrió que los humanos, como otros animales, alteraban su conducta cuando se enfrentaban a una amenaza dependiendo de si esa amenaza estaba cerca o lejos. Esto es porque los mecanismos de defensa se necesitan dependiendo de si simplemente somos conscientes de la amenaza para protegernos, o si necesitamos luchar o correr.
El resultado de este experimento con un clásico como el Pac-Man pone de manifiesto que el temor activa movimientos de áreas estratégicas del cerebro dependiendo de la proximidad del predador.
Aparte de otras conclusiones, esta investigación se une a otras que aprovechan los juegos para demostrar o investigar las reacciones humanas. No hace mucho os hablábamos de un estudio que pone de manifiesto los efectos calmantes del Tetris.
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