Sabía que las bacterias podían utilizarse para contagiar a mis amigos y familiares de la gripe y también para la elaboración industrial de algunos productos lácteos, pero lo que desconocía es que nadie pudiera servirse de estos microorganismos para crear arte. Un pseudo artista-pseudo biólogo llamado Nathan Shaner, se fue una tarde al laboratorio Roger Tsien, en el estado California, y no se le ocurrió otra cosa que coger un microscopio y un montón de bacterias fluorescentes, usándolas como paleta de colores, para recrear un paisaje de la playa de San Diego. Los pequeños organismos unicelulares, entre los que se hallan BFP o mTFP1, no tuvieron ningún inconveniente en posar desnudos para la sesión, que quedó inmortalizada además por el fotógrafo Paul Steinbach. —Alberto Payo [MAKE]
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