Hasta ahora las posibilidades que tenían era tener a alguien siempre pendiente de ellos, un mando-pajita que usar con la boca o un controles de voz. El problema es que esos controles autónomos no permiten una respuesta rápida.
La respuesta es utilizar un piercing magnético en la lengua que gracias a unos sensores en la cabeza pueda detectar la posición y se actúe en consecuencia. Lo bueno es que estamos tan acostumbrados a usar la lengua que el aprendizaje es muy rápido.
Además la conexión nerviosa de la lengua al cerebro es craneal, por lo que las lesiones en la espalda o cuello no le afectan.
La razón de usar un piercing en vez de simplemente pegar un imán en la lengua es que resulta más cómodo, no puede caerse accidentalmente y ocupa menos espacio.
Por ahora en la Facultad de Medicina de la Universidad Northwest lo han usado para el control de una silla de ruedas, probándolo Martin Mireles que fue disparado en el cuello quedando totalmente paralizado.
En un futuro cercano creen que podrán mejorar el sistema para que pueda detectar la posición con gran precisión de manera que al tocar un diente específico con la lengua se podrían realizar diferentes acciones en una casa domótica. ¡Genial! [NY Times]
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