De la Universidad Car-Ilan, en Tel Aviv, y ayudado por su compañero Yael Gur, el bioquímico ha desarrollado un compuesto que inhibe temporalmente la capacidad reproductiva del esperma. Lo hicieron después de descubrir varios cambios en la bioquímica del esperma una vez entra en el aparato reproductor femenino (que suena a gadget, ¿quién le puso ese nombre?).
Las pruebas las han hecho con ratones: en concreto, una dosis baja de la droga los esterilizaba durante un mes. Aquellos que recibieron una dosis más alta, llegaban a los tres meses. Pero lo más importante (¡por supuesto!) es que el deseo sexual se mantuvo intacto. Según cuenta Breitbart, “Los ratones se portaron muy bien. No sólo comían y tenían relaciones sexuales, si no que reían y todo“.
¿Ratones riéndose? ¿Alguien me puede explicar cómo se ríe un ratón? Espero que no se haya confundido de medicamento. — Javier G. Pereda [Israel21c]
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