Vale, puede que no adquieran la movilidad de Reed Richards y que resulte un poco aparatoso, pero lo cierto es que PINOKY consigue dar en cierta forma vida a los muñecos sin necesidad de hadas de ningún tipo.
Para ello combina un microcontrolador, un microchip ZigBee para la conexión inalámbrica, una batería, un servo, un fotoreflector para medir el ángulo de flexión y unos enganches magnéticos.
Permite “programar” los movimientos de numerosas maneras, ya sea “enseñándole” moviéndolo tú antes o usando estímulos como acelerómetros, micrófonos o la sincronización con otros PINOKYs.
Corresponde a un trabajo conjunto de la Universidad Keio y la Universidad de Tokyo, y sí, puede que conseguir que un conejo rosa de peluche mueva las orejas no sea un gran hallazgo para la humanidad, pero al menos resulta curioso.
Además, quién sabe, gracias a la habilidad japonesa de pornificar cualquier cosa, lo mismo lo adaptan a las muñecas para adultos, tentáculos diversos o demás artilugios de perversión oriental. [Igarashi Design Interface Project]
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