Piratas informáticos roban datos de la Universidad de California

Seguridad

Los defensores de la privacidad piden un escrutinio mucho mayor a las compañías que compran, venden y almacenan información sobre los ciudadanos.

Varios “ciberpiratas” se han introducido en el sistema informático de la Universidad Estatal de California y obtenido acceso a datos de 59.000 personas, según ha reconocido el centro educativo. Se trata del más reciente caso de intento de robo de identidad, una ola en ascenso en EEUU que, en las últimas semanas, ha afectado por igual a instituciones universitarias y a empresas.

Un portavoz de la Universidad Estatal de California ha advertido de que el centro ya avisó a la mayoría de los afectados, alumnos, antiguos alumnos y profesores, de que sus nombres y números de la Seguridad Social (el equivalente al carné de identidad en otros países) puede encontrarse en manos de piratas informáticos.

La intrusión informática se llevó a cabo hace tres semanas y los directivos de la Universidad señalaron que desconocen qué buscaban estos piratas. De cualquier modo, este es el más reciente incidente de una larga serie. La semana pasada se supo que unos piratas informáticos entraron en una base de datos donde el Boston College, en Massachusetts, almacena información sobre 100.000 antiguos alumnos.

Los directivos de la institución señalaron que no está claro que el intruso buscara información personal, ya que colocó un virus que le permitiría lanzar ataques informáticos desde la computadora donde se almacena la base de datos. Unos días antes salió a la luz el golpe contra Lexis-Nexis, en el que los “ciberestafadores” se hicieron con información de unas 32.000 personas almacenados en la base de datos de una filial de la compañía.

ChoicePoint, otro gigante de las bases de datos, anunció el mes pasado que había entregado a estafadores que se hicieron pasar por clientes los datos de 145.000 individuos.

Estos incidentes han hecho que los defensores de la privacidad y de los consumidores pidan leyes más estrictas y un escrutinio mucho mayor a las compañías que compran, venden y almacenan información sobre los ciudadanos. El problema es que los delincuentes pueden utilizar esta información para solicitar tarjetas de crédito bajo nombres falsos, o apropiarse de la identidad de estas personas para otros fines ilegales.