Tarros de cerámica, de diversas medidas, tamaños y capacidades, a los que podrás poner letreros con una tiza en su parte exterior con esa preciosa caligrafía que ya atormentaba a tus profesores en el cole.
Revive esa sensación de antaño de tener las manos llenas del polvillo que suelta la tiza, pero a cambio con un golpe de vista sabrás dónde está lo que buscas y cuando se acabe y reutilices el bote para otra cosa tan solo tendrás que borrar el letrero con la mano, coger la tiza (la guardaste en el bote con la palabra TIZAS escrita en el lomo) y volver a etiquetarlo.
El único consejo es no confundir especias y ferretería a la hora de guardar el bote en el que pone clavo. ─Antonio Rentero [Amazon]
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