Como puedes apreciar, el material recobra su forma inicial (en este caso, formando las siglas del MIT) simplemente introduciéndose en un vaso de agua caliente.
Estos materiales están siendo investigados por el ingeniero Henry Sodano y su equipo en la universidad de Arizona. El polímero tiene por su interior una red de fibra óptica que detecta dónde se ha producido la rotura. La luz, que ya no puede pasar, calienta la zona donde se ha producido el daño, y así el material, que retorna a su forma inicial con calor, se autoregenera, quedando al 96% de su fuerza inicial.
Su uso estaría dirigido hacia la industria aeroespacial, por ejemplo deteniendo el avance de una grieta en algún satélite.
Pero lo que todos queremos es muy distinto: una tapa de boli que poder morder y que vuelva a su forma inicial para así morderla de nuevo como si fuese el primer día. Y un teclado al que poder aporrear sin que salten las teclas. — Javier G. Pereda [Smartplanet]
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