Puede parecer absurdo que al final el objetivo sea más grande que el propio móvil y de hecho lo es, pero también es cierto que el iPhone permite posibilidades impensables con una cámara convencional.
Vale que el sensor es minúsculo y las capacidades de autoenfoque son muy tristes comparadas con una DSLR de verdad, pero las ventajas de software, edición y conexión son innegables.
Además la funda cuenta con un adaptador para trípode que no viene nada mal. Lamentablemente para el iPhone 4 cuesta 249 dólares y para el 3 y 3G 149. Demasiado pastizal para algo que no se sabe muy bien si tiene sentido. [Photojojo]
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