El offline es el nuevo online. Esta semana Google abría en Londres la Google Shop, su primera tienda física estable (ha tenido pop-up stores en el pasado), dentro del espacio de la Currys PC World. El movimiento puede parecer algo extraño para una empresa que siempre ha vivido en lo etéreo de Internet y a la que no le ha ido mal con esa estrategia, pero tampoco es muy difícil ver por qué quieren también esa presencia física.
La misión de la Google Shop no es vender muchos dispositivos. Se trata más bien de una operación de marketing, de ofrecer, como ellos mismos han dicho, la “experiencia Google” a los visitantes, que vean todo lo que se puede hacer con sus dispositivos y apps y, sobre todo, que descubran por qué deberían hacerse con cosas “made in Google”.
“El ritmo de innovación en los dispositivos que todos usamos es increíble, pero la forma en la que los compramos ha sido la misma durante años”, aseguró James Elias, director de marketing de Google en Reino Unido, a The Telegraph. “Con la Google Shop queremos ofrecer a la gente un lugar en el que puedan jugar, experimentar y aprender todo lo que Google tiene para ofrecerles; desde una gama increíble de dispositivos, hasta una vida online ininterrumpida y totalmente conectada”.
¿Necesita esto Google? La respuesta es un claro sí. Si bien sus dispositivos Nexus han sido siempre muy populares, hay otros que han quedado relegados a un segundo plano: los Chromebooks no son muy conocidos para el gran público, y los smartwatches con Android Wear necesitan un extra de marketing ahora que el Apple Watch está (casi) ya entre nosotros. Ver, tocar y probar estos dispositivos en un lugar físico puede hacer que sean más conocidos y atractivos para los usuarios.
El atractivo de lo offline
Lo de que Google lance una tienda física podría ser sorprendente, pero no lo es. En primer lugar, porque hace ya bastante tiempo que se rumorea; y en segundo lugar, porque en realidad no son los primeros que toman una decisión similar. Los reyes del ecommerce, Amazon, hace tiempo que también se interesan por el mundo físico.
Una de las iniciativas más curiosas del gigante de Jeff Bezos es la de sus “Lockers”, taquillas físicas que empezaron a instalar el año pasado en algunas superficies de Estados Unidos como centros comerciales, supermercados o garajes. En ellas, los usuarios pueden depositar los productos comprados en Amazon que quieran devolver.
eBay también ha hecho sus pinitos con las tiendas en el mundo real. En las navidades de 2011, por ejemplo, abrieron una pop-up store experimental para probar un nuevo concepto: el de las tiendas en las que los clientes no se llevan el producto a casa. Tras escogerlo, lo compran por el móvil y les llega por correo.
La conclusión es sencilla: pese a todas las ventajas y la comodidad de las tiendas online, los usuarios siguen prefiriendo tocar y probar los productos que compran. Además, como bien sabe Apple, tener tiendas físicas es una ayuda enorme al marketing y a crear la imagen de la marca que la compañía quiere transmitir. ¿Serán las Google Shops tan habituales en las ciudades como las Apple Stores? Todo dependerá de cómo salga este experimento.
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