“Esto no es el nuevo Silicon Valley. Esto es Portugal.” Así de contundente lo proclama uno de los eslóganes de la campaña #ThisIsPortugal de StartUp Portugal, lanzada el pasado año antes de la primera edición en Lisboa del Web Summit, el evento sobre tecnología que congrega ya 50.000 asistentes. Una campaña con la que la organización del gobierno portugués quiere destacar el carácter propio del ecosistema innovador del país.
No, Portugal no es el nuevo Silicon Valley, ni el nuevo Berlín, como reza otro de los lemas. Sin embargo, el crecimiento de su incipiente sector startup y el peso que está cogiendo en el conjunto de la economía, una economía en fase de recuperación casi una década después de comenzar la crisis financiera, ha llegado a un punto de desarrollo en el que ha conseguido captar la atención internacional. Portugal está formando un interesante foco de emprendimiento en el sur de Europa, con fortalezas propias que le diferencian de otros centros tecnológicos. Y también debilidades, desafíos que debe enfrentar para poder seguir creciendo.
¿Cómo surge este sector emprendedor? “Hay el sentimiento de que lo que sea que está pasando, lo hemos hecho nosotros mismos. Y las raíces están en la crisis económica“, explica Pedro Rocha Vieira, CEO y cofundador de Beta-i, una incubadora y aceleradora con base en Lisboa que desde 2010 ha lanzado ya más de 600 startups. “Tuvimos que cavar hondo para encontrar otros recursos, recursos nuevos”. Para el CEO de Beta-i, “Portugal es hogar de legiones de desarrolladores talentosos, ingenieros y product managers de software”, por lo que, concluye, “construimos a partir de esto”.
Portugal es una de las economías de la Eurozona más castigadas en lo que se ha dado en llamar la Gran Recesión. En 2008 su PIB marcaba su máximo histórico: 262.000 millones de dólares en 2008, según datos del Banco Mundial, que al cambio actual son 224.787 millones de euros. Para 2016, tras ocho años de altibajos, la cifra se sitúa en 204.564 millones de dólares, 204.564 millones de euros.
Pero el caso del país luso es también citado con frecuencia, en los últimos tiempos, como paradigma del milagro económico, de la recuperación tras varios paquetes de recortes y medidas de austeridad. El gobierno de António Costa está registrando signos de crecimiento: el PIB crece por encima del de la Eurozona desde 2016, a un ritmo en el segundo trimestre de este 2017 del 3% frente al 2,3% que, según datos del Banco de Portugal, crecen las economías de la Zona Euro.
El del desempleo es otro de los indicadores en racha: tras marcar en enero de 2013 un máximo del 17,5% de la población sin trabajar, en agosto de este año el porcentaje se ha reducido hasta el 8,8%. Es su segundo mes por debajo del de la Eurozona, situado en el 9,1%.
Aquí entra en juego el ecosistema startup. “Hace cinco años, en Lisboa, muy poca gente consideraría convertirse en un emprendedor; muchos ni siquiera sabían lo que era una startup. Incubadoras, espacios de coworking y aceleradoras prácticamente ni existían entonces, por no mencionar que la financiación en Portugal era prácticamente inexistente”, explica Vieira. “Hoy en día, es justo decir que Lisboa es uno de los ecosistemas tecnológicos de startups más prometedores”.
Para Maria Miguel, directora de StartUp Portugal, la importancia del sector se ve claramente en su peso entre la población ocupada. “Aunque el ecosistema portugués de startups es bastante joven, el impacto que las nuevas compañías están teniendo en la economía es tremendo”, explica. “En 2017, el porcentaje de desempleo ha caído por debajo del 10%, y sabemos que el 46% de los nuevos trabajos están siendo creados por startups y compañías de menos de 5 años“. La OECD recoge en su informe de febrero de este mismo año varios datos descriptivos de la importancia de este tipo de empresas en el conjunto de la economía, como que el 16% de las exportaciones de bienes en 2014 provenían de startups y compañías jóvenes. Además, varios análisis sugieren que estos nuevos actores tienen un crecimiento más fuerte de su productividad que otras firmas más maduras.
En el auge del sector de startups en Portugal se pueden distinguir varios hitos, centrados en los últimos tres años. En 2014 Lisboa es reconocida como Región Emprendedora Europea 2015, junto con Irlanda del Norte y Valencia. En su elección el jurado destacaba “el impacto de los esfuerzos de Lisboa en posicionarse como un hub de negocios y una ciudad startup en el Atlántico, explotando su localización geográfica como puerta de entrada a América, África y Estados Unidos”.
En septiembre del año siguiente el Web Summit anunciaba su traslado desde su Dublín de origen a Lisboa. Paddy Cosgrave, cofundador del evento, justificaba la elección de destino aludiendo al estatus de la capital de “gran ciudad con una próspera comunidad de startups”. Desde StartUp Portugal, Maria Miguel considera precisamente el traslado del Web Summit como “el gran indicador” del papel de Lisboa en este ascenso del escenario startup. Y precisamente esta entidad marca otro de los hitos en esta escena. El ministerio de Economía luso lanzaba la Estrategia Nacional para el Emprendimiento, la que da origen a StartUp Portugal, en junio de 2016. Con este plan de 15 medidas se proponen llevar la innovación de forma trasversal a “todo el país y todos los sectores de actividad”, certificando que “el apoyo a las startups es una prioridad del gobierno”.
En la evolución del sector de empresas emergentes, Lisboa se ha situado como centro y origen de gran parte de las medidas u organizaciones clave en el sector. Para el CEO de Beta-i, Pedro Rocha Vieira, “Lisboa es algo así como ‘el recién llegado’ en relación al panorama europeo, pero creemos que el resto del país está también aprovechando esta tendencia. Portugal es un país pequeño, lleva cuatro horas ir de una punta a otra, y Oporto está a 2 horas y 40 minutos en coche de Lisboa, o 45 minutos en avión”, explica. “Así que cuando vas a Lisboa puedes conocer otras startups que no tienen base en Lisboa, por ejemplo. De este modo, como centro, Lisboa impulsa al resto de escenas startups de otras ciudades“.
Maria Miguel, de StartUp Portugal, apunta otras regiones en concreto. “Portugal tiene alrededor de 150 incubadoras / aceleradoras y fablabs diseminados por todo el país, algunas son verticales cercanas a industrias específicas, otras tienen una base científica próxima a las universidades, otras son marcas mundiales como Second Home de Londres, Factory de Berlín o Le Wagon de París”. Según Miguel, a lo largo del país hay “una increíble diversidad y calidad de comunidades de startups. Regiones como Braga, Porto, Aveiro, Coimbra o Évora están en auge, con interesantes ecosistemas por descubrir”.
Más allá del mapa físico, Miguel apunta cuáles son los sectores en los que se centra el emprendimiento. “Las startups centradas en apoyar la digitalización de la industria manufacturera (comúnmente conocida como Industria 4.0) están obteniendo una buena tracción”, destacando además “la movilidad inteligente y los textiles o la tecnología de la moda. Pero el B2C también ha visto algunos ejemplos sólidos de Portugal, como Uniplaces o Farfetch”. Esta innovación llega al sector sanitario. “Tenemos proyectos interesantes de medtech, que nacen alrededor de algunas de las principales universidades y centros de desarrollo e investigación”.
Hablando sobre empresas destacadas, desde Beta-i coinciden en señalar Uniplaces como una de las startups de referencia del escenario luso. Creada en 2012, la plataforma de búsqueda de alojamiento para estudiantes fue parte de la primera hornada del programa acelerador de Beta-i, Lisbon Challenge. Casualmente, esto se produjo al poco de su lanzamiento. En 2015, Uniplaces recaudaba 24 millones de dólares en una ronda de serie A liderada por el fondo de inversiones Atomico. Actualmente están presentes en 33 ciudades de Europa y han crecido hasta los 150 empleados.
Otras de las startups de cabecera para la incubadora y aceleradora Beta-i son Line Health, Unbabel y Tradiio. La primera es la creadora de un pequeño dispensador de pastillas para suministrar de forma automática la medicación a los pacientes. Recientemente ha sido respaldada económicamente por la farmacéutica Bayer, pasando por un proceso de rebranding y mejora de producto. Unbabel, fundado en 2013, es un servicio de traducción que emplea tecnología de inteligencia artificial para complementar el trabajo humano. Es una solución avanzada escalable. Tradiio, una plataforma de música especializada en nuevos artistas, propone un sistema de suscripción y remuneración directa de fans a músicos. Todas pasaron por el programa Lisboa Challenge.
Este incipiente movimiento startup en Portugal se potencia no solo con empresas propias o incubadoras y aceleradoras como StartUp Portugal y Beta-i u otras como Fábrica de Startups o StartUp Lisboa, sino con su posición como base para iniciativas de fuera. Explica Maria Miguel, de StartUp Portugal, que las últimas tendencias apuntan al establecimiento de varias incubadoras extranjeras, “y también muchas spinoffs de startups de otros países, debido a la calidad del talento, el nivel de inglés, la seguridad, la calidad de vida, la proximidad tanto a Europa como a EE. UU., que hacen que Portugal sea un entorno interesante para iniciar un negocio o un spinoff en Europa”.
No todo son luces en el panorama de startups de Portugal. Evidentemente, se trata de una escena todavía joven, con un ciclo de vida corto, que todavía tiene que madurar, y en esto tiene un papel muy importante la entrada de liquidez, que permita a estas empresas desarrollarse. Así lo advierte la OECD en el referido informe sobre Portugal. “Para que las firmas jóvenes prosperen, es importante que tengan acceso para financiarse por sus necesidades de inversión, y que las condiciones marco globales sean propicias para su ingreso y crecimiento”.
La Estrategia Nacional para el Emprendimiento contempla una serie de mecanismos de financiación y de ventajas fiscales para las startups, como señala Maria Miguel. “Hay beneficios impositivos muy agresivos para los inversionistas más antiguos”, explica. “Hay más de 400 millones de euros en fondos públicos de coinversión para reducir el riesgo de venture capital y business angels. Por ejemplo, el 200M es un fondo de co-inversión público de 200 millones de euros diseñado para atraer a las mejores firmas de capital riesgo de todo el mundo para invertir en nuevas empresas portuguesas o reubicar sus nuevas empresas en Portugal”.
Pedro Rocha Vieira destaca a tres inversores principales en startups: las firmas de inversiones Faber Ventures, Caixa Capital y Portugal Ventures. “Están jugando un rol crucial en el ecosistema no solo proveyendo de capital, sino también de mentorización y acceso. Pero más allá de esto, es realmente complicado encontrar capital o inversores más allá de rondas semilla. Así que tenemos que idear una estrategia a medida que tenga en cuenta estos aspectos”.
Las startups, por su propio carácter innovador, muchas veces suponen un desafío a otros niveles. Por ejemplo, a nivel regulatorio. En ocasiones, la tecnología en la que centran su producto o servicio es todavía experimental, o lleva unos años implantada pero la ley todavía no se ha pronunciado sobre su uso. Además, y enlanzado con el tema de la inversión, en los últimos han surgido nuevas vías de financiación a través de criptomonedas que pueden convertirse, a su vez, en temas añadidos que legislar. Maria Miguel indica que desde StartUp Portugal están apostando “por la regulación de la zona de pruebas en áreas como vehículos sin conductor (automóviles, drones, etc.) y nuevas formas de financiar negocios. Tenemos varios grupos de trabajo para identificar nuevos nichos de vanguardia donde la regulación avanzada puede convertirse en una ventaja competitiva. También estamos buscando una Visa Startup para facilitar que el talento de fuera de la UE se mude a Portugal y se sienta bienvenido aquí”. Teniendo en cuenta la importancia que los visados para la contratación de talento extranjero ha tenido en Estados Unidos, es fácil entender el interés de la organización en este aspecto. Aunque, una vez más, Portugal no sea Silicon Valley.
A todo esto hay que sumar un factor añadido y muy difícilmente computable. “El porcentaje de fracaso es a veces difícil de probar. Incluso creadores con ideas sólidas y buenos antecedentes comerciales a veces no salen adelante, pero tenemos que aceptar que esas ‘bajas’ son parte del círculo virtuoso del crecimiento del ecosistema”, explica Vieira. “La verdad es que aún es pronto, y tenemos todavía mucho trabajo por hacer”.
“Portugal está aún lejos de entornos como Londres o Berlín”, incide Miguel, “pero tenemos una tasa empresarial superior a la media europea (número de empresas nuevas que nacen per cápita y por empresas que cerraron) y contamos con un gran apoyo y apertura de las políticas públicas y de los principales actores corporativos”. Para la directora de StartUp Portugal, “aún tenemos que ganar masa crítica, en términos de la cantidad de unicornios o la madurez del ecosistema como un todo”. Pese a esto, concluye Miguel, “estos son tiempos emocionantes para la comunidad de startups en Portugal”.
Quizás todavía es demasiado pronto y este escenario de startups se encuentra en una fase inicial. Puede que aún se tenga que enfrentar a muchos desafíos, entre ellos en inversión y regulación, para consolidarse a nivel internacional. Y no, no es el nuevo Silicon Valley. El sector emprendedor portugués quiere valerse de sus propios medios y no compararse a otros. Pero todo indica que el papel de Portugal como nuevo hub creativo ha llegado para quedarse.
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