¿Qué tipo de compañía es Apple? Solo hay que preguntarle a cualquier persona para tener una respuesta clara y posiblemente homogénea: Apple es una empresa que hace y vende smartphones, tablets, ordenadores. Es, en definitiva, una empresa de hardware. No es como Google o Facebook, una empresa de servicios, pero quiere serlo.
La razón es sencilla: la venta de iPhones ya no crece y la de iPads está también estancada. Si Apple no puede seguir haciendo dinero gracias a sus dispositivos, ¿qué le queda? Hacer dinero de los clientes que ya tiene, vendiéndoles principalmente suscripciones, la razón principal por la que están desesperados por que cambies Spotify por Apple Music y Dropbox o Google Drive por iCloud.
La idea es a priori buena, si no fuese por un pequeño detalle: los servicios de suscripción no dan demasiado dinero. Como apuntaban en Business Insider esta semana, Cupertino no debería fijarse en la estrategia de Microsoft, que prevé ingresar un 80% más por cliente gracias al cambio de vender software a suscripción a esos servicios. Redmond, al fin y al cabo, vive principalmente de las empresas. Y Apple sigue sin ser atractiva para ellas.
Si lo que Cupertino intenta, como parece, es que sean sus usuarios personales y no empresariales los que paguen por sus servicios, el reto es todavía mayor: este tipo de consumidores no está dispuesto a pagar por algo que puede obtener gratis (en el caso del almacenamiento en la nube, por ejemplo, usando los GB gratuitos que cada uno de los numerosos servicios ofrece).
Para convertirse en una empresa de servicios que busque, además, sacar muchos ingresos de ese negocio -se trata al fin y al cabo de compensar lo que ya no venden en hardware -, ir a por las empresas parece el único camino lógico para Apple. No obstante, se enfrenta a dos problemas: uno, que sus servicios no llegan ni de lejos a lo que requieren los clientes empresariales; dos, que muchos de esos clientes ya reciben los servicios que quieren gracias a partners de Apple.
Apple lleva ya un tiempo intentando ganarse al cliente corporativo, como muestran detalles como la aparición del sufijo “Pro” en muchos de sus productos, pero su estrategia se basaba solo en vender más iPads y iPhones. Para esto, se apoyaron en ir cerrando acuerdos con distintos gigantes de la industria del software corporativo, algo que ahora les cierra a ellos esa puerta. Si firmas de gran reputación empresarial como IBM, Cisco o recientemente SAP tienen acuerdos con Apple para llevar a sus dispositivos sus plataformas, ¿por qué iba una empresa decidir contratar los servicios de una recién llegada a este mundo como Cupertino?
¿Está todo perdido? No: no sería la primera vez que de pronto Apple se saca un as de la manga que deja a todo el mundo sorprendido. O incluso un as de la manga que nadie nota, como su estrategia antes mencionada de ir haciendo acuerdos con grandes del software para entrar en las empresas, el lugar que les parecía vetado (hubo un tiempo en el que la BlackBerry le daba mil vueltas al iPhone). Al fin y al cabo, si hay algo que sabe hacer Apple es dinero. Solo hay que esperar y ver.
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