Las pequeñas y medianas empresas han tenido que aguantar como han podido la pandemia y todas las dificultades que esta ha conllevado. Dos años y medio después de la llegada de la COVID-19 -y con el virus controlado por las vacunas- parece que estas compañías han abandonado el ‘modo de supervivencia’.
Así lo señala una investigación realizada por CompTIA, una asociación de EE.UU centrada en la industria de las tecnologías de la información y la comunicación y su fuerza laboral. Esta realizó una encuesta entre 650 empresas estadounidenses con plantillas inferiores a los 250 empleados.
“Después de más de dos años de estar a la defensiva simplemente tratando de mantenerse en el negocio, las pymes han vuelto al pensamiento estratégico y generador de ingresos centrado en la innovación, la contratación de personal tecnológico adicional y la mayor inversión en capacitación y certificaciones“, afirma Carolyn April, directora senior analista de la industria en CompTIA.
El 39% de los encuestados reconoce que la contratación de empleados cualificados es un objetivo principal de cara a impulsar objetivos estratégicos, frente a solo el 25% que lo indicó en 2021.
Además, un 38% de las pymes busca innovar e implementar nuevas ideas e innovaciones, en comparación con el 26 % el año pasado.
Por otro lado, 8 de cada 10 pymes expresan sentimientos positivos sobre la salud de su negocio, con un 51 % estable y un 30 % próspero. En general, también son positivos sobre las perspectivas para los próximos 12 meses. Un 53% neto es mucho o algo optimista sobre las perspectivas de su industria, y aún más optimista sobre sus propias empresas, con un 60% neto expresando estas buenas sensaciones.
April no niega que “estos sentimientos positivos se ven atenuados por las preocupaciones sobre la inflación, la recesión, los desafíos de la cadena de suministro y otros problemas macroeconómicos“.
Sin embargo, la actitud de muchas pymes parece ser que “si bien no se pueden controlar los eventos mundiales, se puede planificar para resistirlos mejor; al acumular reservas de efectivo, desarrollar un sistema de proveedores de respaldo para bienes y servicios y continuar con la comercialización y esfuerzos de innovación”, añade.
Lo cierto es que el optimismo de este informe respecto a la actitud actual de las pymes contrasta mucho con otros estudios de los que nos hemos hecho eco en Itespresso. Estos hablan de como los pequeños negocios están paralizando las contrataciones (e incluso planteándose despidos) y ajustando sus gastos al máximo para hacer frente a la alta inflación y encarecimiento de productos y servicios derivada de la guerra de Ucrania.
Respecto al gasto anual destinado a tecnología, este se situaría entre los 10.000 y los 250.000 euros para dos tercios de las pymes, según recoge el estudio de CompTIA.
“La brecha entre la realidad del gasto y la necesidad real del gasto es un problema perenne para las pymes, que gestionan constantemente la asignación de recursos“, señala April.
“Pero si la mentalidad estratégica sobre los objetivos comerciales y el papel que juega la tecnología para lograrlos continúa al ritmo actual, los dueños de negocios se darán cuenta de que comprometerse con más inversiones será clave para el éxito y los ayudará a protegerse contra otro golpe inesperado“, concluye la responsable.
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