El proceso funciona de la siguiente forma:
1.- La persona (o empresa) se da de alta en el servicio.
2.- Desde ése momento, todas las cartas que reciba esa persona las abren los empleados de correos (de momento esta parte del proceso sólo puede ser realizada por humanos).
3.- Los empleados en cuestión escanean las cartas y un sistema informático manda lo escaneado al correo electrónico de la persona.
4.- La persona, una vez que ha recibido el escaneado, decide qué cartas desea recibir en papel. El cartero irá a su domicilio dos veces a la semana, pues además de las cartas seleccionadas, también también tiene que dejar los paquetes que haya podido recibir esa persona (no, el escaneo de objetos aún está difícil, aunque quien sabe ,quizás con las pantallas 3D en un futuro se implemente este servicio).
A pesar de que este servicio parezca interesante, hay un aspecto que es peliagudo: se trata de la privacidad. Según Itella, sus empleados no leerán las cartas, firmarán acuerdos de confidencialidad muy estrictos y el proceso tendrá lugar en instalaciones específicas. ¡Ah! Mediante este proceso también filtrarán el correo basura. ¿No podrían, aprovechando las circunstancias, tirar también los recibos? Y es que ya lo dicen: ojos que no ven, factura que no se paga. [Samaa via PopSci] — Fco. José Cañizares.
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