Reino Unido da vía libre al negocio de los alojamientos compartidos

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Los particulares británicos podrán alquilar sus casas o habitaciones hasta 90 días al año sin permiso de las autoridades, gracias a una nueva ley aprobada en el Parlamento.

Presionados por lobbys y colectivos de larga tradición, muchos gobiernos están tomando medidas para frenar o multar a las iniciativas que permiten a los particulares obtener nuevas fuentes de ingresos en ámbitos como el turismo o el transporte.

Sin embargo, hay administraciones que empiezan a entender que la economía colaborativa está aquí para quedarse y deben revisar modelos e industrias obsoletas, en lugar de poner freno a la innovación para mantener antiguos privilegios. En este último grupo podemos incluir a Reino Unido, que está ganando puntos para convertirse en el adalid de la sharing economy.

El Parlamento británico acaba de aprobar una nueva ley que permitirá a sus ciudadanos y residentes de Londres compartir sus hogares con huéspedes de todo el mundo sin la necesidad de solicitar un permiso a las autoridades locales ni pagar tasas. Lo podrán hacer con una limitación temporal: hasta 90 días al año. De esta manera, la urbe se suma a la lista de metrópolis que incluyen regulaciones para poder compartir casa, como París o Amsterdam.

El ejecutivo británico entiende que los servicios de alojamiento compartido suponen un nuevo negocio y le muestra todo su apoyo. “Plataformas como Airbnb impulsan a una nueva generación de innovadores y emprendedores día a día. Están alterando el statu quo y asegurando que los consumidores obtienen el mejor servicio”, ha señalado el ministro de Negocios de Reino Unido, Matt Hancock.

“Seguiremos apoyándoles para eliminar trabas a su éxito. Esta nueva ley abrirá oportunidades para este creciente y dinámico sector, así como marca la consolidación de nuestro compromiso  de ser el líder mundial en consumo colaborativo”, añade el ministro.

Brandon Lewis, ministro de Vivienda del país, ha reconocido que hasta ahora contaban con “leyes impracticables y obsoletas” en este asunto que databan de los años setenta y la nueva ley les permite adaptarse a “la era digital del siglo 21”.

No es la primera medida que Reino Unido toma para favorecer la economía colaborativa. La semana pasada, durante la presentación de los presupuestos anuales, se anunciaron otras en el ámbito de los alojamientos, como animar a los funcionarios a utilizar opciones de alojamiento compartido en sus viajes de trabajo, facilitar a los arrendadores la obtención del permiso de los propietarios para compartir casa o llevar proyectos piloto locales de sharing cities.

Airbnb cuenta con más de 39.000 hogares anunciados en Reino Unido. Su CEO y cofundador, Brian Chesky, se ha mostrado satisfecho con la ley: “El estatus de Londres como una ciudad global se basa en una larga historia de apoyo a la innovación y los responsables políticos en el Reino Unido han sido firmes defensores de la economía colaborativa desde el primer momento. Ahora, más londinenses tendrán la oportunidad de ganar un poco de dinero extra por compartir sus hogares y ofrecer a los visitantes de todo el mundo la oportunidad única de experimentar esta gran ciudad como lo hacen los londinenses”.

 

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