A las propias plantas les han introducido una especie de pequeño ordenador y sensores en la tierra, que sirven para calcular cuándo necesitan agua o nutrientes y para hacer un seguimiento de los tomates que logran crecer. Los datos se los transmiten a los robots granjeros. Éstos no se limitan a regar, sino que localizan la fruta y hasta polinizan las plantas. Al final, si desaparecen la abejas, puede que el mundo no se acabe en menos de una semana.
— Rafa M. Claudín [MAKE]
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