No han sido las mejores semanas para Satya Nadella. El lunes pasado presentaba los resultados trimestrales de Microsoft y, si bien no se puede decir que fueran malos, sí que eran peores de lo esperado. Las ventas de lo más importante de la firma, el software para empresas, aumentaron solo un 4,6%, menos de lo que se preveía y menos que el 9,5% y 10,5% que los trimestres anteriores. Aun así, Nadella sí tiene razones para celebrar contento su primer año en Microsoft. Ayer sopló esa primera velita todavía con una impresión general positiva.
Es cierto que las cosas ya no son como aquellos primeros meses de luna de miel con los inversores en la que Satya Nadella parecía simplemente perfecto. Ahora ya ven sus defectos, ya ven que no es milagroso y que quizá no vaya a poner a Microsoft a la altura de Apple. No obstante, lo logrado en solo doce meses es bastante significativo: la ilusión continúa y de pronto vuelve a haber cierto interés por la compañía.
Microsoft necesitaba muchas cosas, pero una de las más importantes era un profundo cambio de imagen y lavado de cara. Nadella llegó al puesto de CEO teniendo muy claro que la compañía necesitaba renovarse, para lo que miró hacia Apple y Google, sus grandes competidores y especialistas en ser vistas como cool o innovadoras. Y con la llegada de proyectos como Windows 10, un sistema operativo para todas las plataformas (que quiere, sobre todo, atraer a los desarrolladores) y sacando a la luz ideas como HoloLens (su Google Glass particular), Nadella ha vuelto a hacer que la gente o, por lo menos, analistas y expertos, se interesen por Microsoft.
No todo ha sido fácil, claro, aunque en general Nadella ha hecho gala de una capacidad de recuperación envidiable. El mejor ejemplo fueron los despidos masivos del mes de julio: recortó unos 18.000 puestos de trabajo, pero sorprendentemente un mes después las encuestas de satisfacción de los empleados le daban muy buena puntuación al CEO. El otro tropiezo de Nadella fue el de decir en una conferencia sobre la presencia de mujeres en el mundo de la informática que estas no debían pedir un aumento.
A pesar de los tropiezos, la valoración general de todos (y de la bolsa) del primer año de Satya Nadella como CEO de Microsoft es positiva. Sigue habiendo esperanzas depositadas en él de que quizá vaya a conseguir hacer del gigante de Redmond algo moderno y relevante. Este es su primer año en imágenes.
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