Según explica el jefe de proyecto, Séamus Davis:
“En el centro [de una estructura superconductora de óxido de cobre] hay un átomo de cobre, con otros dos de oxígeno situados uno al norte y otro al este. Esta configuración se repite continuamente a lo largo de la capa de óxido de cobre. En cada “unidad” del óxido de cobre, la capacidad de los electrones de saltar desde el átomo de oxígeno del norte fue diferente a la del situado al este.
Esto se denomina asimetría, y es bastante excitante, debido a que muchas de ellas han revolucionado nuestro entendimiento de los materiales, permitiendo, por ejemplo, controlar las asimetrías de los cristales líquidos para fabricar las pantallas que tenemos ahora (LCD o similares). En concreto, esta diferencia del flujo de electrones respecto a los dos átomos, puede guiar a los científicos hacia las pautas a seguir para lograr una superconductividad a temperatura ambiente.
Los beneficios de conseguirlo serían incalculables. Según David:
“Desarrollar superconductores que funcionaran sin la necesidad de refrigeración podría transformar muchas cosas. Los materiales podrían optimizar la eficiencia de los sistemas de distribución de energía, ahorrando enormes cantidades de dinero y actualizando la red eléctrica para las necesidades del siglo XXI.”
— Javier G. Pereda [Nature]
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