La idea era realizar unas tomas aéreas de un festival que tenía lugar en las proximidades de la calle 17 de la capital federal.
Repentinamente un golpe de viento desestabilizó al helicoptero alterando su dirección, lo que desorientó al operador de la aeronave, Adam Eidinger, que se encontraba a unos 2.000 metros de distancia. Incapaz de identificar la dirección en la que quedaba el dron, además quedó fuera del rango de cobertura de la señal del control remoto. En caso de un dron tipo avión esto supondría un mayor problema pero al tratarse de un dron estilo helicóptero el propio Eidinger recuerda que está programado para descender suavemente en el punto en el que pierda la señal.
La cuestión es que tras peinar la zona no aparece por ningún lado y puede estar el pobre sobre algún tejado. -[Salon]
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