Por un lado el sensor es increíblemente pequeño, tan sólo 1 milímetro cúbico, y se implantaría directamente en el ojo. Para evitar tener un cable metido en el ojo, que posiblemente sea más incómodo que una pestaña, la conexión se realiza de manera inalámbrica.
Pero al ser tan pequeño necesita más energía para transmitir los datos, en concreto 47mW, que es muy superior a la potencia máxima de su batería de litio en fiml de 40microvatios. Para solventarlo utiliza la energía almacenada en un consensador que se recarga con cada bit. Este sistema permite el envío de 10kb/s.
La batería tiene una autonomía de 28 días pero para evitar tener que cambiarla y pasar por el quirófano más veces que Cher, utiliza un pequeño panel solar que la recarga en tan sólo 10 horas de luz artificial o 1,5 de luz solar.
Por ahora el uso en humanos queda lejano, pero con el interés que está surgiendo últimamente con implantarnos cosas en los ojos puede que no quede tanto, al menos espero que no nos pongan un Adsense del que no podamos huir ni cerrando los ojos.— Dani Burón [IEEE Spectrum]
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