La situación de Sharp se había complicado bastante en los últimos años, con deudas crecientes que le acosaban, pérdidas importantes y una menor demanda debido a los cambios en varios mercados, como el de los smartphones. La solución final fue la compra por parte de Foxconn, que llegó a un acuerdo de 3.500 millones de dólares por Sharp en abril, aunque las pérdidas para el pasado año fiscal han sido de 1.550 millones de dólares.
Esta compra inédita, al tratarse de una de las principales empresas de Japón y llevada a cabo por una empresa china, no ha podido evitar que la cotización de la empresa siga cayendo en Bolsa, y el toque final se lo ha terminado dando la propia Bolsa de Tokyo, al anunciar que a partir del 1 de agosto ya no estará en la primera sección, junto con el resto de grandes empresas niponas, sino que pasa a la segunda sección.
Tras conocerse este anuncio, y acompañada del enorme batacazo bursátil del Brexit, que ha provocado fuertes pérdidas en todas las cotizaciones del mundo, las acciones de Sharp han sufrido una caída aún mayor, dejándose en sólo un día un 16,5%, aunque todavía quedan varias semanas para que se produzca el cambio para la cotización de la empresa nipona.
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