Se trata de un proyecto europeo pero con base valenciana, que la empresa Calzamedi, en colaboración con Incusa y el IBV, está desarrollando para luego instalar en algunas tiendas de España y finalmente hacerlo internacionalmente.
Con él, las zapaterías podrán escanear el pie del cliente y aplicando presión, vacío y calor se modificará un material con memoria de forma, que combinado con piel natural permitirá unos zapatos con un ajuste perfecto, directamente en el momento y en la tienda.
Pero además, en caso de que el cliente no se lleve los zapatos no hay problema, se podrán “resetear” dejándolos como nuevos y preparados para otro cliente.
Hoy en día, el ajuste que puede llegar a hacerse en una tienda sólo pasa por agrandar zonas aplicando presión, que luego no se pueden recuperar, pero con este sistema se deforma en cualquier dirección y no es necesario ningún compromiso por parte del cliente.
Genial, ahora sólo queda que lo apliquen a todo tipo de calzado tanto para mujer como para hombre y que se convierta en un estándar que evite que nuestro pies adopten la forma de un embrión calloso al estrenar zapatos. [IBV]
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