SINDE, SOPA, PIPA… o como los gobiernos quieren acabar con la red
En su momento en España nos libramos por los pelos de la ley SINDE, pero lamentablemente con la excusa de la crisis muy probablemente el nuevo gobierno nos la metan sin que nos demos cuenta y sin que podamos hacer nada al respecto.
No es cuestión de ideologías políticas, sino cuestión de mayoría absoluta (lo peor que le puede pasar a los ciudadanos) y que nos deja sin la mejor baza en caso de leyes absurdas, una oposición que pueda frenarlas aunque sólo sea por hacerle la puñeta al gobierno.
Pero lejos de nuestras tierras, aunque muy cerca interneteramente hablando, en EEUU se plantea algo similar que incluso va a ser peor, ya que afectaría mundialmente a Internet y lo transformaría para siempre. Estamos hablando de SOPA y PIPA.
No, aunque parezcan los nombres de dos tiernas mascotas infantiles, realmente se refieren a Stop Online Piracy Act y Protect IP Act, dos proyectos de ley que se van a debatir en el Congreso y Senado de EEUU, y que permitirían el mayor chuleamiento a los derechos de libertad de expresión desde hace años, con consecuencias increíblemente destructivas para Internet.
Pero ¿cuáles son esas consecuencias? ¿por qué son realmente tan malas? Teóricamente buscan proteger los ingresos de los creadores de contenidos y la propiedad intelectual, pero para ello se basan en varias cosas: bloquear el acceso a dominios que los hayan infringido y evitar que puedan usar sistemas de publicidad o de pago.
Esto supondría que el gobierno estadounidense y las empresas podrían bloquear webs como YouTube, Facebook, o cualquiera estadounidense o de fuera, si no censuran contenidos ya que ellos se convertirían en los responsables de lo que los usuarios publican. Además convierte el streaming de contenidos protegidos en crimen, con penas de hasta 5 años.
El problema es que para “defender” los derechos de algunos se permite que se puedan empezar a censurar contenidos, pudiendo escalar a que cada gobierno bloquee lo que le de la gana. Las redes sociales ya no serían libres para dejarnos poner lo que nos de la gana. Es tan genérico que cualquier negocio en Internet se vería afectado y la filosofía open source se vería muy afectada.
Además también plantea riesgos técnicos para los servidores DNS, la seguridad y privacidad de las comunicaciones en la red y como no, podría hacer a cualquier usuario culpable de un delito penal.
Vamos, que el mundo futurista de supercorporaciones que controlarían a la población no empezaría a parecer ciencia ficción.
No sé vosotros, pero yo no tengo ganas de que todo esto siga adelante y me da bastante pereza tener que formar una resistencia para ir luchando con tropas en armaduras blancas o tener que rescatar a mis sobrinos de prisiones de máxima seguridad por subir un vídeo de Pocoyó, para que tras décadas de encarnizadas batallas en una misión épica acabemos con su centro de operaciones y todo vuelva a ser como ahora.
Muchas veces nos quejamos de que el mundo es una mierda y no podemos hacer nada por evitarlo. Sí que podemos, así que unámonos a las protestas y empecemos a dejar claro a los gobiernos que basta ya de chulearnos. Ya estás tardando en pintarte la mitad de la cara de azul y salir corriendo y gritando por la calle con falda.