El primer detalle que se puede destacar de la CX105 es su ergonomía. Se trata de un modelo pequeño (48 x 29 x 81 mm), muy ligero (sólo 170 gramos) y francamente cómodo de usar. Pese a su tamaño, ideal para ajustarse a la mano, no se debe tener miedo al mal pulso, porque el estabilizador de imagen y su ajuste de la exposición automático proporcionan un resultado muy “estable”.
Tampoco hay que temer a las caídas. La carcasa de esta Sony es robusta y su diseño preparado para resistir a los golpes, con la superficie lisa y las entradas y salidas de las conexiones bien camufladas y algunas opciones curiosas como la apertura mecánica de la tapa del objetivo.
Se valora enormemente que la pantalla tenga una interfaz táctil
y algunos botones de funciones básicas, como el de grabación o los de zoom in y zoom out. De hecho, la videocámara puede encenderse y apagarse sólo desplegando o replegando ésta, sin necesidad de pulsar ningún otro botón o palanca, lo cual es muy de agradecer para tomas rápidas o inesperadas.
Esto garantiza casi el control al completo con simplicidad, para no perder un solo detalle ya sea grabando vídeos o haciendo fotos (de calidad aceptable, aunque tampoco excelente). Sin embargo, la disposición de las opciones en la interfaz incluida puede ser algo confusa. Sony debería pulir esto un poco, porque puede resultar complicado encontrar ciertos menús y prestaciones.
Muy útiles además son las informaciones que se proporcionan en pantalla, que permiten saber de un vistazo el tiempo que queda a la batería para agotarse y la capacidad disponible en minutos.
Con sus 8GB de memoria interna es suficiente para realizar grabaciones de hasta casi 3 horas en alta definición. Ningún problema si se hacen viajes cortos y se lleva encima un netbook o portátil para descargar los vídeos, pero para viajes largos en los que no se tiene a mano tecnología para volcar estos datos podría resultar un inconveniente. Es posible completar esto con la ranura para tarjeta de memoria, que como no podía ser de otra forma es de tipo Memory Stick, DUO y Pro Duo, los formatos nativos de La japonesa.
Por otro lado, también se echan de menos algunas cosas como una entrada para micrófono y opciones que permitan algo de libertad, por encima de automatismos. No obstante, esto no es problema para los usuarios domésticos que no pretendan realizar demasiadas florituras con la cámara, el auténtico target a quien está orientada. Este público, sin duda, valorará que sí se hayan incluido otras funcionalidades, como la del detector de sonrisas, ya extendida en las cámaras de fotos y que aquí permite “capturas” de las grabaciones donde aparezcan estas muecas.
* Analizado por Alberto Payo
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