El Banking as a Service (BaaS) es una suerte de software as a service (SaaS) por el que las empresas pueden proporcionar servicios financieros a sus clientes sirviéndose de soluciones de marca blanca ofrecidas por terceros.
Se estima que el mercado de las finanzas integradas puede alcanzar los 7,2 millones de facturación en todo el mundo para 2030.
Swan es una startup fintech de origen francés que ha apostado por este incipiente negocio. El año pasado la compañía inició su internacionalización a otros países europeos, comenzando por Alemania. Ahora, ha decidido dar el salto a España como segundo mercado extranjero. Así, ha abierto una oficina física en Barcelona.
“Tenía mucho sentido lanzarnos aquí por el músculo tecnológico y financiero que tiene España. Hay una muy buena acogida respecto a las tecnologías fintech”, ha explicado en una rueda de prensa Júlia Turbany, VP de ventas de Swan y responsable del mercado español.
Algunos de los clientes con los que ya trabaja la startup son el gigante de las grandes superficies Carregour o las startups españolas Payflow u OKTicket. Su objetivo es llegar a los 12 o 15 clientes españoles durante este ejercicio.
Turbany asegura que sus requisitos no son muy exigentes y que no miran tanto la dimensión de las empresas. “Solo pedimos que tengan una estructura técnica mínima de dos desarrolladores para integrar nuestra tecnología. Tenemos como clientes empresas que están naciendo y el tamaño no nos importa”, explica la responsable de Swan en España.
“Lo que buscamos son empresas challengers, compañías que quieran hacer algo novedoso y diferenciarse de su competencia. También hay otras que solo quieren afianzar un mercado”, añade.
Por el momento la fintech asegura no estar en conversaciones con ningún banco, aunque tampoco se cierran a ello. En cuanto a su modelo de negocio ofrecen una cuota de suscripción mensual y luego hay otra parte de comisión varíable según los ingresos.
Swan permite a cualquier empresa ofrecer a sus clientes productos y servicios financieros (cuentas, tarjetas monedero, tarjetas de fidelización, beneficios para empleados, etc.) sin tener que ser un banco. De esta manera, trabajan como emisores y eliminan a las entidades financieras como intermediarias.
La startup subraya que la principal ventaja para las empresas que usan finanzas integradas es que se benefician de una buena imagen de marca y pueden mejorar de manera sencilla la experiencia de sus clientes, así como aumentar sus ingresos. Además, pueden hacer un control más exhaustivo.
Por su parte, los empleados pueden beneficiarse de contar con tarjetas (pueden ser de fidelización o de débido, no de crédito) y así no tener que adelantar gastos.
Turbany asegura que en ningún caso piden exclusividad a las empresas que trabajan con ellas.
Swan se lanzó en 2019 y hasta la fecha ha obtenido 24 millones de euros de financiación, de fondos como Ceandum, Accel, BPI o e-Founders. En estos tres años ha procesado 5.000 millones de euros en transacciones, con unos 400 millones de euros procesados mensualmente.
La compañía cuenta ya con más de un centenar de empleados de 16 nacionalidades distintas y alrededor de un centenar de empresas clientes de una decena de mercados del Viejo Continente.
Próximamente, la startup gala espera aterrizar en otros territorios. Su licencia EMI le permite operar en 30 países europeos.
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