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Startups y emprendimiento en los BRICS: IV) India

Después de Rusia, Brasil y China, nuestra serie de reportajes sobre innovación y emprendimiento en los BRICS se dirige a la India, el segundo país más poblado del planeta – 1.250 millones de habitantes- y la novena economía mundial, con un PIB de 2,05 billones de dólares en 2014, según los datos del Fondo Monetario Internacional.

La India es una de las grandes potencias emergentes asiáticas. A diferencia de China, su crecimiento no se ha ralentizado en los últimos años y, de hecho, en 2014 superó a su vecino como la economía de mayor crecimiento del mundo, a un ritmo del 7,6% en 2015.

Merced a su pasado como colonia británica, la India posee la mayor población angloparlante del mundo. Una baza que ha aprovechado para crecer a base de asumir la externalización de servicios financieros, de tecnologías de la información y de software de compañías de países desarrollados. Las industrias de telecomunicaciones, automoción y farmacia son las más importantes del país.

En los últimos años, la India está robando a China parte de su atractivo como fábrica del planeta. A medida que los costes laborales y medioambientales derivados del boom chino están obligando a sus vecinos del Este a reconvertir su economía, la India ofrece mano de obra aun más barata y normativas ambientales más laxas, unidas a un Gobierno tradicionalmente menos beligerante con las empresas occidentales; aunque el affaire Free Basics puede cambiar esta visión.

En este panorama, diríase que la innovación no es la principal prioridad india. No obstante, las instituciones públicas de la India han puesto en marcha diversas iniciativas para la promoción de la innovación.

Es el caso de la Atal Innovation Mission (AIM), que aspira a servir como una plataforma en la que se generen y materialicen ideas innovadoras. La AIM abarca la creación de laboratorios e incubadoras de empresas, formación y financiación. Además, proporciona apoyo a los Consejos de Innovación del Estado y ha instituido los Premios a la Innovación, a nivel estatal y nacional, con el objetivo de encontrar soluciones asequibles para los problemas del país.

Con el fin de aumentar los esfuerzos de investigación y desarrollo, el Gobierno también ha creado 31 centros de “innovación y espíritu empresarial”, incluyendo 13 centros de formación de startups y 18 incubadoras de empresas de tecnología, en zonas como Delhi, Calcuta, Goa, Jaipur o Bhopal. A ellos se suman siete nuevos Parques de Investigación, siguiendo el modelo del Research Park del IIT Madras.

Finalmente, se han lanzado programas de innovación orientados a estudiantes, de cara a fomentar una cultura de la innovación en el campo de la ciencia y la tecnología entre los alumnos. El programa cuenta con tres iniciativas: el programa básico de innovación Innovation Core, el programa Grand Challenge para el desarrollo y aprovechamiento de innovaciones, y el Uchhatar Avishkar Lojana para el “fomento de la investigación de muy alta calidad”.

Panorama del emprendimiento

Como todo país emergente, la India se mueve entre las inercias tradicionales que frenan el emprendimiento y el empuje de las nuevas generaciones que ven en el desarrollo presente y futuro del país una gran oportunidad para enriquecerse. La India, además, tiene unos factores propios que favorecen a los emprendedores, especialmente a los tecnológicos.

El crecimiento del mercado tecnológico en este país está tomando un ritmo cada vez más rápido. La India, que tardó una década en pasar de 10 millones de usuarios de Internet a 100 millones, sumó otros 100 millones de nuevos internautas en 2015. Ya hay más de 400 millones de indios conectados a la Red, y aún hay otros 800 millones no conectados.

Otro tanto sucede con los teléfonos inteligentes –los baratos, en particular-: en 2015, las ventas de smartphones superaron las de Estados Unidos por primera vez en la historia, de acuerdo con Counterpoint Research. El crecimiento anual del 30% puede ir para largo si tenemos en cuenta que sólo el 18% de los indios poseen un smartphone.

Así, mientras China y EEUU se desaceleran y empiezan a dar síntomas de saturación, el meteórico crecimiento indio no tiene aspecto de detenerse a corto plazo. Las grandes multinacionales de la tecnología ya están preparadas para formar parte de boom tecnológico de la India en los próximos años, aunque para ello tendrán que competir duramente con los jugadores locales.

Comparándolo con China, el emprendimiento en India está más desligado del Gobierno. Esto favorece la función transformadora de la sociedad y la economía, aunque se encuentre con numerosas trabas burocráticas. Sin embargo, en un país donde los Indian Institute of Technology (IIT) y los Indian Institute of Management gradúan cada año a miles de personas de gran valía, los graduados están tendiendo a emprender por cuenta propia antes que a esperar un empleo. Y con un mercado de 1.250 millones de personas, las posibilidades de escalar un negocio son grandes.

Un emprendedor indio tiene, además, buenos referentes en los que fijarse. Las megacorporaciones ArcelorMittal, Mahindra y Tata dedican importantes esfuerzos a la promoción del emprendimiento en la nación. Y hay empresas relativamente recientes, como la tienda online Flipkart, la plataforma de publicidad móvil InMobi, el servicio de taxis Ola y el fabricante de móviles Micromax, que ya son gigantes tecnológicos.

En el plano estatal, hay iniciativas para el aprovechamiento de la experiencia del sector privado en la creación de nuevas empresas. El Departamento de Ciencia y Tecnología (DST) y el Instituto Nacional para la Transformación de la India (NITI) promueven también el emprendimiento a través del programa Self-Employment and Talent Utilization, en el que los nuevos emprendedores son apoyados y guiados por emprendedores de éxito.

Ecosistema de startups

El auge del emprendimiento en la India tiene mucho que ver con dos factores: la penetración de empresas tecnológicas occidentales y el alto nivel de los estudiantes de ciencia e ingeniería del país. Son muchos los recién graduados que quieren formar el próximo Amazon –de ahí surgió la idea de Flipkart- o convertirse en un ejecutivo internacional del éxito, al estilo de Satya Nadella.

Esa primera generación de startups surgida en la primera década del siglo, con las ya citadas Flipkart, Ola o InMobi como ejemplos más destacados, ha abierto el camino para una nueva serie de compañías que están llamando la atención de los especialistas e inversores de todo el mundo.

Es el caso de la red de blogs de cocina Cucumbertown, fundada en 2012 en Bangalore y que ya está presente en EEUU, tras ser adquirida por la japonesa Cookpad el año pasado. O de la startup de entrega de artículos básicos a domicilio Grofers, que cuenta con el apoyo de Softbank. Sin olvidarnos de la agencia de viajes online MakeMyTrip, que ha recibido 180 millones de dólares de la china Ctrip, y de Hike Messenger, una app de mensajería que ha atraído el interés –y los dólares- de empresarios de Silicon Valley como los fundadores de WordPress y Quora.

Con estas puntas de lanza del ecosistema de startups indio, no es extraño que la India registrara un récord en inversiones en 2015. Nada menos que 22.400 millones de dólares en inversiones de capital privado recibieron las empresas indias en 2015, un 47% más que en 2014. Un total de 1.047 rondas de financiación, dirigidas principalmente a los sectores de tecnología de consumo, bienes raíces, la banca, los servicios financieros y los seguros.

Parte de esa inversión procede de compañías extranjeras, sobre todo de Japón, China y EEUU. El fabricante americano Qualcomm ha creado un fondo de 150 millones de dólares para invertir en startups indias y Foxconn, Xiaomi y Microsoft también han invertido en el país.

Desde el Gobierno, existe un plan de acción, con el nombre de Startup India, encaminado a construir un ecosistema fuerte que impulse la innovación y las nuevas empresas en el país, lo que redundará en un “crecimiento económico sostenible y generará oportunidades de empleo a gran escala”.

Startup India espera acelerar la creación de empresas de base tecnológica en una amplia gama de sectores, incluyendo la agricultura, industria, sector social, salud, educación, etc. El plan de acción se basa en la simplificación y soporte al proceso de creación, la financiación e incentivos a las startups y la colaboración entre la industria y las universidades en la incubación de empresas.

Oportunidades para inversores españoles

De cara al inversor español, hay que tener en cuenta en primer lugar que la India mantiene una Asociación Estratégica con la Unión Europea y es miembro de la Organización Mundial de Comercio, con lo que ello conlleva de facilidades de acceso al mercado.

En el mercado indio la agricultura sigue teniendo un peso importante (el 13,7% del PIB en 2013). La industria y la minería están cediendo terreno frente al transporte, las telecomunicaciones y los servicios financieros, inmobiliarios y empresariales. El crecimiento económico del país está consolidando una clase media que se acercará a los 300 millones de personas en los próximos años -15 millones se incorporan cada año-, con un poder adquisitivo suficientemente alto como para comprar bienes de consumo duradero y con hábitos de compra cada vez más parecidos a los occidentales, desde automóviles y electrónica a cosméticos y textil.

En este contexto, según el ICEX las mayores oportunidades para exportar al mercado indio se hallan en los bienes industriales (en torno al 95% del total de importaciones), específicamente instrumentos de precisión, material eléctrico y maquinaria, material de defensa, aparatos de grabación y reproducción de sonido e imagen, equipos de generación de energías renovables y de gestión de aguas. En cuanto a los servicios, son de especial interés los servicios móviles y las franquicias de moda.

Para invertir, el sector más interesante es el de las tecnologías de la información y las comunicaciones, el que más rápido crece, representando el 7% del PIB y el 35% de las exportaciones. También destacan las oportunidades en los sectores de biotecnología y farmacia –un sector emergente de rápido crecimiento-, financiero –a pesar de la fuerte regulación-, infraestructuras de transporte y energía, automoción, medio ambiente y tecnología de procesamiento de alimentos.

Actualmente, hay en torno a 150 empresas españolas establecidas en la India. Dentro de las tecnológicas, destacan Cipsa, Circutor, 3B Blackbio Biotech, Bankoi, Digiprocess, Indra, Lantek, Tecsidel o Yoptimizo.

La complicada burocracia y la fuerte regulación nacional y estatal son los principales frenos a la inversión. Las inversiones extranjeras en la India están reguladas por la New Industrial Policy del Gobierno y por la Ley de Control de Cambios.

Sin embargo, existen incentivos a la inversión extranjera en la India, cuya finalidad es canalizar la inversión a industrias específicas, promover el desarrollo de las regiones menos favorecidas e incrementar los ingresos por operaciones de comercio exterior. Todas las empresas establecidas en el país pueden optar a estos incentivos, independientemente del grado de participación extranjera en su capital.

Los incentivos fiscales, programas de desarrollo de Zonas y Estados Especiales, préstamos a bajo interés y preferencia en la concesión de espacio y compras públicas son los más destacados. Además, las empresas que se implanten en las llamadas Zonas Económicas Especiales, así como en las Unidades Orientadas a la Exportación y los parques industriales específicos para electrónica y software, disfrutan de incentivos a las exportaciones.

Como en otros mercados asiáticos, contar con un socio local puede ser de gran ayuda. Asimismo, con el fin de fomentar el flujo de inversiones hacia el país, el Gobierno de la India ha creado varios organismos de apoyo a las inversiones. El DIPP (Department of Industrial Policy and Promotion) es la principal fuente de información para los inversores extranjeros acerca de los cambios, estadísticas y apoyos a la inversión exterior directa. También existen dos secretarías que controlan la inversión extranjera: el Foreign Investment Promotion Board, perteneciente al Ministerio de Hacienda, y el Secretariat for Industrial Asistance, dependiente del DIPP.

Juan Miguel Revilla

Periodista y profesor, ha ejercido como redactor y editor en medios de información política y cultural. Desde 2012 trabaja en el campo de las nuevas tecnologías. Actualmente es redactor de Itespresso.

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