Finalizamos nuestra serie de reportajes sobre emprendimiento e innovación en los BRICS con Sudáfrica, el único país africano del grupo y el menos mencionado en la prensa. Con un PIB de 312.957 millones de dólares, es la 33ª economía mundial, la tercera potencia africana –tras Nigeria y Egipto- y está entre las 10 naciones de África con mayor índice de desarrollo humano.
Sudáfrica es, además, un país en auge. En agosto de 2013, fue elegida País Africano del Futuro por el FDi Magazine, basándose en su potencial económico, desarrollo laboral, eficiencia de costes, infraestructuras y apoyo a la actividad empresarial. No obstante, desde 2011 su PIB ha mantenido una senda descendente, pasando de los 404.000 millones de ese año a los 312.957 de 2015, pero las previsiones del Banco Mundial para este año apuntan a un crecimiento moderado en torno al 1,4%.
La economía sudafricana se basa fundamentalmente en los servicios (el 65% del PIB), pero la industria y la minería tienen un gran peso en el país. Conscientes de la importancia de la innovación científica y tecnológica para descollar en la economía mundial, las autoridades sudafricanas están concediendo un apoyo creciente a las organizaciones que promueven la innovación.
La más importante es el Council for Scientific and Industrial Research (CSIR), fundado en 1945 y que encabeza los esfuerzos del país en materia de investigación, desarrollo e implantación de la ciencia y la tecnología, de cara a la transición a la economía del conocimiento. El CSIR desempeña un papel estratégico fundamental en la elaboración del programa de investigación y desarrollo del país, con especial interés en catalizar el desarrollo de los sectores industriales aún no existentes o incipientes para lograr un crecimiento económico sostenido.
Junto a él, trabaja la Technology Innovation Agency, una entidad pública creada por el Parlamento en 2008 que funciona como un puente entre instituciones educativas, consejos científicos, organizaciones públicas y el sector privado.
Otro actor importante de la innovación son los clusters y parques tecnológicos. Siguiendo el ejemplo del pionero The Innovation Hub de la región de Gauteng, están surgiendo otros parques científicos, tecnológicos y de negocios, orientados sobre todo a las industrias de las telecomunicaciones y aeroespacial. Es el caso del Techno Park de Stellenbosch y el proyecto Silicon Cape, a los que habría que sumar al que quiere construir el Caohejing Hi-tech Park en el país.
Además, desde junio de 2014, Sudáfrica forma parte como país asociado de Eureka, un programa transnacional de apoyo a la I+D. Gracias a estos esfuerzos, Sudáfrica es el segundo país más innovador en el África subsahariana, sólo por detrás de Mauricio, según el Índice Global de Innovación 2015.
Al contrario que en otros países africanos, la economía informal no es muy relevante en Sudáfrica, donde emplea sólo al 15% de los trabajadores. Este hecho, junto a la disponibilidad de capital, el conocimiento del inglés, los bajos impuestos y las buenas infraestructuras, facilitan el emprendimiento en Sudáfrica.
A cambio, los emprendedores sudafricanos se encuentran con muchas barreras que superar antes de poner sus negocios en marcha. Falta de financiación, aversión al riesgo, regulación y deficiente acceso a mercados son las más importantes.
La falta de financiación, el principal problema de muchos jóvenes empresarios, tiene que ver con la escasez de proyectos viables económicamente. En Sudáfrica hay un número creciente de inversores locales e internacionales –como AngelHub Ventures o 500 Startups- deseosos de encontrar empresas innovadoras, pero buena parte de los emprendedores no tienen en cuenta los requisitos operacionales del proyecto, la receptividad del mercado, la sostenibilidad, la escalabilidad o el impacto del mismo.
Otro hándicap reside en la manera en que las instituciones de crédito determinan quién obtiene financiación. Los bancos y las organizaciones como el National Empowerment Fund (NEF) y la Industrial Development Corporation (IDC) consideran los activos personales de los individuos y las capacidades de gestión financiera antes de pensar en la concesión de un préstamo, lo que resulta desfavorable para un joven empresario.
De acuerdo con el Gordons Institute for Business Science (GIBS), el espíritu emprendedor en Sudáfrica está mejorando, pero aún se halla muy por detrás en comparación con otros países, incluso africanos como Nigeria y Ghana. “Si uno mira el informe Global Entrepreneurship Monitor, indica que tenemos alrededor del 7% de la población adulta involucrada en emprender”, apunta Jonathan Marks, director de Estudios de Emprendimiento del GIBS. La actividad empresarial, que había aumentado ligeramente en los últimos 10 años, sufrió una gran caída del 10,7% al 7% en 2014.
El entorno político del país, a pesar de su estabilidad, tampoco da el suficiente apoyo a los empresarios en cuanto a reglamentos y políticas. La excesiva burocracia tampoco ayuda. Sin embargo, el gobierno está tomando medidas para dar a las cooperativas y pequeñas empresas un papel de liderazgo en la transformación económica del país, dentro del Plan Nacional para el Desarrollo de Sudáfrica.
Junto a las iniciativas gubernamentales, hay otras apoyadas por empresas privadas que están contribuyendo a la mejora de la capacidad empresarial, como el programa Zimele de Anglo American y la iniciativa South African Breweries KickStart.
Aun así, el espíritu empresarial aún no es suficientemente reconocido, a pesar del impacto que puede ofrecer en el crecimiento y las posibilidades de la economía de Sudáfrica. Sin contar con su efecto positivo para reducir el desempleo, la desigualdad y otros problemas sociales en el país.
Aun con más dificultades y limitaciones que las startups norteamericanas, europeas y asiáticas, las nuevas empresas de Sudáfrica van despuntando poco a poco. El nivel de interrupción de negocios sigue siendo superior al de creación de empresas, pero durante 2015 hubo 45 startups sudafricanas capaces de recaudar capital.
Junto a las empresas emergentes de Nigeria y Kenia, las startups sudafricanas son las que más capital riesgo recaudan: 66,9 millones de dólares en 2015, el 36% de la cifra total de África. Estas levantan de media 1,2 millones de dólares en cada ronda, una cantidad inferior a la media de las startups en Nigeria, Kenia y Tanzania.
La mayor parte de las startups en el país están fundadas por hombres jóvenes y se ubican en zonas urbanas, Ciudad del Cabo, Stellenbosch y Johannesburgo principalmente. Allí tienen su sede también las principales incubadoras y aceleradoras del país, caso de Raizcorp, Bandwidth Barn, Tech Lab Africa o Grindstone.
El éxito del emprendedor sudafricano Elon Musk, fundador de Tesla, no ha logrado, sin embargo, que las nuevas empresas apunten al mercado mundial. El 65% de las startups sudafricanas están centradas en el mercado local, mientras que sólo el 15% se enfocan a nivel global y el 13% tiene su mercado en el continente africano.
Los sectores más activos son el ecommerce, la publicidad, los medios de comunicación y el mobile. El sector fintech está viviendo un gran impulso en los últimos tiempos, gracias a empresas como BitX, Evly o SnapScan.
Son pocas las nuevas empresas sudafricanas que han trascendido fronteras por el momento. Probablemente la más conocida en España sea Yola, un servicio de construcción de sitios web fundado en 2007 en Ciudad del Cabo. El comparador de precios Price Check, la tienda de moda online Zando, la compañía de seguridad móvil Mobiflock, el servicio de geolocalización WayTag, la red social de viajes Hummba y el marketplace de limpiadores SweepSouth son otras de las startups sudafricanas que están teniendo éxito.
Sudáfrica es tradicionalmente un destino lejano para las empresas e inversores de nuestro país. La expansión hacia África, aún incipiente, se orienta más a los países del Magreb. Pero eso no significa que en el extremo sur del continente no existan oportunidades para los hombres de negocios españoles.
El sector energético es uno de estos sectores de oportunidad, especialmente en lo tocante a energías renovables. Las infraestructuras (puertos y ferrocarriles), automoción, agroalimentario, química y turismo son otros posibles ámbitos de interés. Dentro del campo tecnológico, de la treintena larga de empresas españolas establecidas en Sudáfrica, solamente tres (Ingeteam, Indra y Nvia) son tecnológicas.
La legislación sudafricana es poco restrictiva respecto a las inversiones extranjeras para favorecer el flujo de capital hacia el país. La inversión extranjera está permitida en prácticamente todos los sectores y actividades económicas, salvo algunas restricciones en industrias de carácter estratégico. Es el caso, eso sí, de la electrónica, donde el Gobierno trata de evitar que empresas extranjeras controlen el sector.
Otras restricciones son la obligatoriedad de registrar la compañía en Sudáfrica e informar al Banco de la Reserva de la entrada de capital extranjero. En cambio, no se requiere ninguna autorización por parte del Gobierno para que un inversor extranjero pueda comenzar un negocio en el país.
Entre las principales barreras que se pueden encontrar los inversores españoles destacan la escasa formación del personal local, las políticas de discriminación positiva en favor de la población negra (BEE), la excesiva burocracia, la volatilidad del rand y la regulación laboral del país. El impuesto de sociedades (Company Income Tax) tiene un tipo general del 28%.
Respecto a los incentivos a la inversión extranjera, no existe un programa de incentivos fiscales como tal, aunque hay deducciones para las inversiones en I+D e infraestructuras. También existen varios programas de incentivos relacionados con competitividad, pymes, innovación, tecnología y exportación, como el Business Process Outsorcing and Offshoring, el Support Programme for Industrial Innovation o el Enterprise Investment Programme.
Hay, además, diversos organismos de apoyo a la inversión. Entre los principales se encuentran el Trade and Investment South Africa (TISA), orientado a la promoción del comercio exterior; la Enterprise Organisation Division, encargada del desarrollo de los programas de incentivos a la inversión; la citada Industrial Development Corporation y agencias regionales para la promoción de inversiones en las nueve provincias del país.
Los usuarios denunciaban que la compañía los había rastreado incluso cuando usaban el modo privado…
El Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial financiará aquellas iniciativas que puedan solucionar incertidumbres científicas o…
Solo en el cuarto trimestre las empresas emergentes del país han levantado 1.500 millones de…
La región tiene 13 scaleups y destaca por sus empresas emergentes de salud y agrotech.
Valencia ha atraído en el primer semestre del año 30 millones de euros de inversión…
El diario estadounidense demanda a las dos compañías tecnológicas por haber usado sus contenidos para…