Startups y emprendimiento en Latinoamérica: II) Chile

Empresas

Chile, la quinta economía de Latinoamérica, es también uno de los principales polos de innovación y startups de la región.

De todos los países latinoamericanos, Chile es, después de Brasil, el que presume de un ecosistema tecnológico más boyante. Es además, la quinta economía de la región, con un PIB de 240.222 millones de dólares en 2015, de acuerdo con los datos del Fondo Monetario Internacional.

La innovación ha sido una prioridad para los gobiernos chilenos, sean del signo que sean, en los últimos lustros. Como resultado, Chile es el país latinoamericano mejor posicionado en el Global Innovation Index, en el puesto 42, con una puntuación de 0,71 sobre 1.

Chile da gran importancia a la innovación para aumentar la productividad y convertir un país exportador de materias primas en exportador de tecnologías. Con esta intención, el Estado chileno, a través de la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo), tiene activa una serie de programas de fomento de la innovación, tanto en lo referente al desarrollo e incorporación de tecnologías existentes o a través de nuevas investigaciones.

Estos programas están agrupados en la línea Gestión de la Innovación en las Empresas. Entre los más relevantes figuran el programa Innovación en Productos y Procesos Basados en Investigación y Desarrollo (I+D) y los Contratos Tecnológicos para la Innovación.

Aun así, todavía queda mucho por hacer. El gasto en I+D+i en el país equivale al 0,39% del PIB, una cifra muy inferior al 2,4% destinado de media por los países de la ODCE.

¿Dónde está el problema? Según Eduardo Bitran, vicepresidente ejecutivo de Corfo, en las empresas, que no cuentan en “su estrategia de negocios” con la innovación tecnológica y la innovación en I+D. Sin embargo, son cada vez más las empresas tradicionales que poco a poco se van interesando en los proyectos innovadores.

Otro factor, complementario al estatal, que contribuye al impulso de la innovación chilena es el emergente ecosistema de startups del país. El programa Startup-up Chile está atrayendo no sólo a startups chilenas, sino también a empresas innovadoras de otros países, con el consiguiente impacto positivo en la actitud de los emprendedores chilenos hacia la innovación. Además, este tipo de interacción aporta un elemento crucial a la hora de innovar: la perspectiva global.

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Panorama del emprendimiento

Según el Global Entrepreneurship Monitor (GEM), la Tasa de Actividad Emprendedora en Chile en 2014 fue del 26,8%, el doble que en 2007 y una de las más altas de Latinoamérica. Cada vez más personas están en contacto con emprendedores, lo cual es positivo para el desarrollo de un ecosistema más proclive al emprendimiento.

La percepción de oportunidades en el país, citada por el 65% de la población adulta, es alentadora, sobre todo si vemos que el miedo al fracaso, cifrado en torno al 28%, es menor que en otros países de la región. Así, no es de extrañar que en la actividad emprendedora por oportunidad, Chile se encuentre por encima del promedio de la región, con un 62,2%. El deseo de obtener más ingresos e independencia profesional son los principales motivos para emprender.

Por regiones, el área que posee la mayor proporción de emprendedores en etapas iniciales es la Región Metropolitana, donde de halla la capital santiago, seguida de Atacama. Por sectores, predomina el emprendimiento en aquellos orientados al consumidor final (un 55,5%), seguidos de los orientados a la transformación (el 20,7%), a servicios o negocios (un 18,2%) y, finalmente, un 3,9% en los sectores primarios.

En Chile se ha observado históricamente que hay pocos jóvenes entre 18 y 24 años emprendiendo. La mayor concentración en etapas iniciales está en el rango de 25 a 34 años, un 28%. Como en otros países de su entorno existe una mayor proporción de emprendedores varones.

En cuanto a los factores que influyen sobre el emprendimiento, Chile destaca en el acceso a infraestructura física y normas sociales y culturales. La dimensión menos desarrollada es el dinamismo en el mercado interno. En cuanto a apertura del mercado interno, se encuentra en niveles de economías basadas en innovación y muy similar a las economías basadas en eficiencia. En cuanto a transferencia de I+D, se encuentra por debajo de las economías basadas en eficiencias e innovación.

Desde el Estado y la iniciativa privada se favorece el desarrollo del emprendimiento a través de dos entidades principales. La primera, la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo), que además de la innovación, apoya el emprendimiento a través de diversos programas. Los Programas Nacionales de Alto Impacto, los de Tecnologías y Servicios de Salud, así como los regionales, son los más destacados.

La segunda es Start-Up Chile, un programa creado por el gobierno chileno que busca atraer a empresarios de alto potencial de todo el mundo, que quieran arrancar sus proyectos en fase inicial en el país, usándolo como una plataforma para global. El objetivo final de este programa es “posicionar Chile como el centro de la innovación y el espíritu emprendedor de América Latina”.

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Ecosistema de startups

Como uno de los grandes polos emprendedores de Latinoamérica, Chile destaca por el desarrollo de su ecosistema de startups y la innovación tecnológica. Junto a Brasil, es el país de la zona que presenta mayor desarrollo en la creación de empresas tecnológicas, así como en la inversión exterior en las mismas.

Desde la agencia del gobierno chileno encargada de potenciar el emprendimiento y la innovación Corfo, apuntan que “el poder de cambio de la comunidad emprendedora chilena está modificando leyes locales, atrayendo nuevos fondos de inversión y aceleradoras, y está incluyendo a Chile entre los grandes polos emprendedores del mundo”.

En ello tiene mucho que ver la iniciativa ya citada Start-Up Chile. Este programa, dependiente de Corfo, selecciona ideas de jóvenes talentos de todo el mundo y les ofrece financiación, asesoramiento, visado de un año y un espacio de trabajo para que desarrollen su empresa en Chile.

Start-Up Chile realiza dos convocatorias al año de cada uno de sus tres programas: The S Factory, Seed y Scale, en las que participan en torno a 200 empresas. La financiación oscila entre los 10.000 y los 80.000 dólares, dependiendo del programa. En sus seis años de existencia, ha dado soporte a casi un millar de startups de 60 países diferentes.

Según la OCDE, la financiación a las nuevas empresas en Chile, tanto en lo relativo al capital semilla como al capital riesgo y ángeles inversores, está bastante madura, a diferencia de los países vecinos. También hay diversas incubadoras y aceleradoras consolidadas en la nación, como Wayra –que posee una Academia en Santiago que acoge actualmente a 16 startups-, 500 Startups –que ha llevado a Chile su programa de aceleración exclusivo para Latinoamérica-, y las locales Austral, UDD Ventures o Link.

El ecosistema chileno de startups presume de nombres como Portal Educativo; Chile Trabajos; el software de alojamiento de imágenes Chevereto; el portal inmobiliario GoPlaceIt, presente en siete países latinoamericanos, y el comparador de seguros ComparaOnline, que se ha expandido a Brasil y Colombia. Y de startups emergentes. Por citar sólo tres: Crowdsourced Testing, una comunidad de probadores y compañías de software; la red de servicios wifi Nibu (ambas aceleradas por Wayra), y la plataforma de voto electrónico EVoting.

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Oportunidades para inversores españoles

Tres son las principales ventajas de Chile como destino para inversores y emprendedores españoles. La primera, la afinidad idiomática y cultural. La segunda, el estable marco institucional. Y la tercera, la existencia de iniciativas comerciales bilaterales entre Chile y España, como Stara Up Spain y la Fundación Chile-España.

El sector primario –principalmente minería- y los suministros de electricidad, gas y agua son fundamentales en este país. El de las comunicaciones se ha visto impulsado en los últimos años por el mayor uso de la telefonía móvil y, en menor magnitud, por el acceso a Internet y la televisión por cable.

La capital, Santiago, es el principal centro de negocios de Chile. Sólo la región de Santiago concentra más de 7 millones de habitantes, cerca del 40% de la población total del país. Hay que recalcar la creciente importancia que están adquiriendo ciudades como Concepción, Valparaíso y Viña del Mar. Respecto al nivel de vida, Chile es un país con grandes diferencias de renta y con una clase media reducida a pesar del crecimiento económico de los últimos años.

Chile es, asimismo, miembro de organizaciones regionales como Mercosur, la Asociación Latinoamericana de Integración, la Alianza del Pacífico –además de la OMC y la OCDE-, lo que lo convierte en una buena puerta de entrada a los mercados latinoamericano y pacífico.

Su crecimiento sostenido, la legislación transparente, su buen manejo macroeconómico y su apertura a otros mercados le han convertido en uno de los países más dinámicos de la región. En 2014, los flujos de inversión directa extranjera crecieron un 38% alcanzando los 22.949 millones de dólares y manteniéndose como el tercer receptor de inversión extranjera en la región latinoamericana, por detrás de Brasil.

A la hora de emprender en el país, existen varios sectores de oportunidad: energías renovables, eficiencia energética, TIC y tecnología agroalimentaria. Hay cerca de 400 empresas españolas establecidas en Chile, según el ICEX, de las que en torno a 30 tienen que ver con la tecnología: ACE, Actualize, Afina, Aggaros, Alerce, AIS, Applus, Ayesa, Biolan, Distromel, Emergia, Entelgy, Guadaltel, Ibermatica, Iecisa, Indra, Ingenia, Meta 4, Necsia, Panda Software, Parkare, SII Concatel, Softland, Soluziona, Terra, Xacom y Vinzeo.

Desde la Administración chilena se ofrecen diversos incentivos a la implantación de empresas extranjeras. Chile no utiliza subsidios o beneficios tributarios para apoyar actividades productivas o atraer nuevas inversiones en específico. Sin embargo, sí hay incentivos para ciertas áreas geográficas del país, y respecto a nuevos sectores económicos, particularmente en el campo de la alta tecnología y las energías renovables. Todos estos incentivos están disponibles tanto para inversores locales como extranjeros.

Además de Corfo, existe un Comité de Inversiones Extranjeras y agencias regionales de desarrollo. El Fondo de Garantía para Pequeños Empresarios, el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) y los Proyectos de Innovación Iberoeka también apoyan a empresas innovadoras en el área tecnológica.

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