No es fácil ser emprendedor en Argentina. Montar una startup en el país es notablemente más difícil que en muchos de sus vecinos, empezando por el paraíso del emprendimiento de Chile (eso es, por lo menos, lo que se dice siempre) y pasando por Uruguay, Paraguayo o Colombia. Las razones que se citan son las mismas desde hace años: continuos cambios políticos, la inflación y, en general, poca estabilidad que no ayuda a la poca tradición emprendedora.
El informe Doing Business que cada año elabora el Banco Mundial y que estudia cómo de fácil o difícil es iniciar un negocio en los distintos países del mundo, dejó a Argentina, en su edición de 2014, en el puesto 126 en el ranking global (una caída, ya que el año anterior estaba en el 121). Por detrás de Etiopía, el Líbano o Bielorrusia.
¿En qué se basa el Banco Mundial al elaborar este informe para llegar a esta conclusión? Variables como el número de trámites que hay que realizar (14 en el caso argentino) o cuántos días se suele tardar en lanzar un negocio (una media de 25). Además, el informe indica que es necesario invertir un 20% del ingreso per cápita para crear una empresa.
Por supuesto, no todo es malo y hay puntos de luz. El informe se fija en las empresas en general y, si bien las startups tecnológicas se enfrentan también a todas estas dificultades, sus características específicas (no es necesaria una gran inversión, por ejemplo) hacen que poco a poco la situación cambie. Iniciativas tanto de índole público, como el programa Buenos Aires Emprende, como privado ayudan a las startups que se atreven a nacer.
Las incubadoras de startups han llegado también a Argentina: NXTP Labs, una de las más populares y que va ya por su sexta edición, ofrece un programa de 14 semanas y una inversión de 25.000 dólares en cada una de las startups seleccionadas; Wayra tiene también delegación en el país, y existen varias instituciones académicas que impulsan el emprendimiento, como la Cátedra de Emprendedores de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires (EmprendING) o el Centro de Desarrollo para Emprendedores y Exportadores (CEDEX).
Además, el gobierno argentino ha empezado a mirar hacia el futuro y ha lanzado una iniciativa llamada program.ar, que busca “acercar a los jóvenes al aprendizaje de las Ciencias de la Computación”. Enseñar a los niños a programar porque es “el lenguaje del futuro”.
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