Pues bien, a pesar de parecer un juguete de niños… lo es y no lo es. Es decir, el animal en sí, tiene en su parte superior una “ventana” que permite ver el torrente sanguíneo cuando se está extrayendo la sangre, lo cual es una comprobación de que la aguja está situada correctamente en la vena, por lo que en este sentido no es un juguete, sino que se comporta como cualquier otro complemento a la aguja. Sin embargo, el animal en sí también es un juguete pues, en cuanto se acabase la extracción, el profesional retiraría la aguja (que depositaría, como cualquier otra que existe en el mercado, en un lugar apropiado para su posterior destrucción), y, en el lugar que ocupaba la aguja de verdad, pondría otra aguja sustitutoria para que el ratón siguiese teniendo su “punta” y el niño pueda jugar con el animalito y llevárselo a casa de recuerdo. Además, la ventana aquí también tiene su función pues, si esta aguja se gira, pasará de verse “en blanco” a verse en rojo, como si estuviera cogiendo sangre. Lo que quizás no hayan previsto estos diseñadores es que en muchos casos son los padres los que están mas preocupados de los análisis de sus hijos que éstos, con lo que a lo mejor tendrían que ofertar un 2×1 para dejar a todo el mundo contento. [Yanko Design] — Fco. José Cañizares.
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