En sus propias palabras “cuando esté sentado al volante ya no me acordaré del dolor que sufrí mientras me tatuaban”.
Bueno, eso será después de unos días de reposo. Porque creo que los tatuajes duelen y tatuarse el pene debe tener algunos efectos secudarios los días posteriores, especialmente al sentarse. Pero el caso es que Andreas Muller no debe tener ningún problema en que el día de mañana su pareja se encuentre al bajarle los pantalones un aviso de MINI. Podría ser peor, menos mal que no se sorteaba un coche tamaño familiar o una limusina.
Eso sí, además de llevarse el coche a casa Muller siempre podrá utilizar una elegante a la par que sutil técnica para ligar diciendo “¿quieres que te enseñe mi Mini?”. ─Antonio Rentero [Jalopnik]
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