El sistema ha sido desarrollado por Roel Vertegaal y su equipo en el Media Lab de la Universidad de Queen’s y en sí no utiliza ningún tipo de tecnología increíblemente sofisticada.
La imagen tridimensional de 360º en el interior del cilindro se obtiene gracias al proyector 3D y el espejo convexo, utilizando una combinación de paralaje en movimiento y estereoscopía para crear la ilusión de que se encuentra dentro del tubo y no proyectada en la pared.
Con 6 Kinects dispuestos en la parte de arriba se consigue saber la posición con respecto al cilindro, lo que permite cambiar la imagen, además de reconocer gestos y saber la distancia hasta el cilindro.
Sí, porque además de videoconferencia en esteroides, el sistema permite interactuar con programas de visualización de datos, como su sistema Bodipod, que muestra un modelo anatómico 3D de tamaño real cuya visión podemos ajustar por gestos o incluso por comandos de voz.
Ahora sólo queda saber si la humanidad está preparada para hacer videoconferencias de pie creyendo que nos miran a la cara cuando en realidad están “admirando” nuestro tridimensional culo. [ubergizmo]
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