¿No es genial? La corbata, una manga y el cuello de la camisa convertidos en una almohada para poder sobar un poco cuando nos quedamos hasta tarde sin que lo note el jefe. Si el diseñador (¿diseñadora?) polaco Maja Ganszyniec hubiera tenido esta idea hace 15 años, me habría ahorrado la imagen deplorable que tuve de mi jefe de entonces, cuando le saqué de la fase REM que disfrutaba sobre su teclado de buena mañana y me miró sin reconocerme, con una tecla claramente inscrita en la frente. — Rafa M. Claudín [Dvice]
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