Los electrodos estaban situados a 30 cm el uno del otro, en un brazo. Estos electrodos utilizan mucha menos energía que la que se usa vía inalámbrica aérea, como por ejemplo mediante la tecnología Bluetooth. Ello se debe a que las ondas electromagnéticas de baja frecuencia sufren menos atenuación a través de la piel, ya que en el exterior hay más interferencias. Por ello, necesitan menos potencia para ser transmitidas.
Los beneficios de esta tecnología se aplicarían sobre todo a la medicina: medir azúcar en sangre, monitorear la actividad eléctrica del corazón… En pacientes que precisan de esto las 24 horas del día sería muy útil, ya que sus aparatos consumirían menos baterías. En concreto hasta un 90% menos. Tampoco necesitarían cables desde los sensores hasta los receptores de datos, se transmitiría por su propia piel. Además de estos signos vitales, aseguran que, en un futuro, también podrían medirse electroencefalogramas de manera constante.
Genial, lo siguiente es conectarnos a Internet metiendo el dedo en el router. Ya solo faltan unas gafas de realidad aumentada y podremos tener nuestro propio HUD, con el nivel de vida, como en los videojuegos. —Javier G. Pereda [New Scientist]
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