Tony Sale tiene ahora 79 años, pero cuando creó la primera versión de George tenía 12. A lo largo de varios años actualizó y mejoró a George hasta que en 1949 se unió a las fuerzas aéreas como técnico de radar, en ese tiempo construyó la última y definitiva versión del robot.
Y en la foto lo teneís, un robot de más de 1,80 de altura hecho de aluminio y duraluminio que Tony consiguió de un bombardero Welington que se estrelló cerca de su base. Usaba 2 baterías de moto y podía andar, sentarse y mover brazos y cabeza.
El problema es que George no “pensaba” por si mismo, sino que estaba manejado por control remoto. Al final Tony se fue cansando de él y lo dejó en su garaje donde ha pasado los últimos 45 años. Pero la nostalgia ha hecho que su creador se lo piense, así que le ha puesto unas baterías nuevas de litio y lo ha engrasado bien haciendo que George esté como nuevo. Ahora vivirá en el Museo Nacional de la Computación de Bletchley Park, el robot, no el creador…— Dani Burón [DailyMail]
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