Dejarse caer desde la roca que aparece en la foto ya tiene su mérito por mucho paracaídas que lleves.
Pero si además lo complicas amarrando una cuerda y lanzándote cual proyectil salido de un tirachinas la cosa pone los pelos aún más como escarpias. En el caso que nos ocupa el afortunado Lucky Chance hizo honor a su nombre cuando tras unos instantes en los que después de dar varios giros sobre sí mismo el paracaídas no se abría, finalmente lo hizo en el último momento frenando su caída.
Al comienzo del vídeo vemos un salto exitoso. Basta con sujetarse bien a la cuerda elástica que proviene del extremo rocoso saliente y dejarse caer para que un movimiento pendular proyecte al saltador hacia el vacío sobre las copas de los árboles, situados menos de 200 metros más abajo.
Al soltarse de la cuerda el saltador da unas cuantas vueltas sobre sí mismo antes de equilibrarse y dejar salir el paracaídas. Pero en el segundo intento algo va mal en este último punto. El paracaídas no realiza una buena apertura inicial enredándose con la pierna del saltador, que por fortuna consigue deshacer el entuerto unos segundos más tarde, permitiéndole a Lucky Chance conservar su nombre. ─[Vimeo]
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