Partimos de la base que nos proporciona un MacBook Air, que tampoco es un equipo especialmente potente, por otra parte.
Pero los recursos, aun escasos, si son utilizados óptimamente, pueden ser más que suficientes. En primer lugar, evidentemente, ya contamos con la propia pantalla del portátil, hasta ahí bien. La segunda pantalla, en este caso un Apple Cinema Display de 20″, tampoco ofrece demasiadas complicaciones al llegar a ella mediante el habitual cable de conexión a monitor.
Para la tercera pantalla ya tenemos que recurrir a una solución poco frecuente, un monitor de conexión mediante USB Mimo 720-S de 7″. Y donde alcanzamos la gloria es con la cuarta pantalla: un Apple IIc.
La curiosidad (y si queréis, la “trampa”) es cómo conseguimos que esa cuarta pantalla se entienda con el MacBook Air: mediante una conexión en serie en la que abrimos una sesión en el Unix que constituye el núcleo del Air.
Ahora sólo queda elegir qué colocamos en cada una de esas pantallas y en asombrar a las visitas de cómo conseguimos tener las cuatro en danza con el portátil más delgado jamás fabricado. ─Antonio Rentero [Blakespot]
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