Sé que una simple imagen no debería dar para mucho, pero llevo un par de horas con esta vaca USB en la recámara, echándole un vistazo de vez en cuando para ver si descubría qué es lo que me inquietaba en ella. No es un simple hub USB. No es una simple vaca. Es una vaca sadomaso. En realidad, ella es maso y su dueño sado. Y no por el arete en el hocico. Ni por su postura de sumisión absoluta. No. Es su mirada: parece inocente, pero no lo es. O sí lo es y de eso se trata. Sólo le falta mugir cada vez que le metan un USB, al estilo Kukuxumuxu. — Rafa M. Claudín [Gadget4All]
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