Los CDs de juegos de la PlayStation 2 de Sony incluyen un código de acceso especial que puede ser leído por una memoria de la unidad. Esto significa que los juegos comprados en otros países o los copiados no pueden ser ejecutados en las consolas que vienen de fábrica. Sin embargo, instalando un chip modificado, o mod chip, capaz de circunvalar estas medidas de seguridad, los usuarios pueden reproducir los juegos que quieran o los títulos copiados.
Un tribunal australiano ha defendido una petición de la compañía Eddy Stevens, que ha estado involucrado en una batalla legal contra Sony Computer desde hace cuatro años. Stevens fue fundada en 2001 y vendía copias no autorizadas de los juegos Croc 2, MediEvil, Motor Races World Tour y Porsche 2002, además de mod chips y su instalación a los usuarios de una PS2.
Sony defendió que los mod chips eran una violación de los derechos de autor según la ley australiana. Pero el Tribunal ha fallado a favor de Stevens en una decisión de 2002, que encontró que los mod chips no violaban el copyright porque no evitaban las medidas que Sony había puesto en su lugar para impedir la copia ilegal de sus juegos. Es decir, los mod chips permitían ejecutar juegos piratas, pero no permitían, ni siquiera facilitaban, la copia de juegos de la PS2.
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