Una casa para perderte
Terranova, en Canadá, no es precisamente un lugar acogedor.
Al contrario, es inhóspito, agreste, solitario… la Naturaleza te hace recordar tu humana insignificancia. Y nada mejor que una edificación sobria allí en medio para tomar conciencia de nuestro humilde papel en este planeta.
Reflexiones profundas o simplemente alejarse del mundanal ruido es lo que podemos encontrar si habitamos esta casa, no demasiado grande (120 metros cuadrados) pero casi totalmente diáfana y abierta al Atlántico que más que rodearla casi la amenaza con su oleaje impetuoso.
Resulta casi imposible desvincularse del entorno en esta casa y quizá nos mereceríamos pasar una semanica ahí de vez en cuando. ─Antonio Rentero [ArchDaily Fotografías: Bent Renè Synnevag]