Si hay algo que dé más escalofríos que tener un esqueleto en casa es conocer a alguien que los funda en metal y los use como cuadro para su bici (sobre todo si tras esto se sirve de su afilada clavícula como sillín). El artista y escultor Jud Turner es el creador de este horripilante diseño denominado Bio-cycle, que parece sacado de una mezcla entre Terminator Salvation y Pesadilla antes de Navidad o de un amalgam entre el adamantium de Lobezno y la actividad de Ghost Rider. Obviamente, y para desgracia de los más sadomasoquistas, se trata tan sólo de un ornamento y no de un medio de locomoción al caso, algo de de lo que me había dado cuenta al percatarme de la inexistencia de manillar. La escultura puede verse en Salem, Oregón, junto a otras elaboradas en acero fundido. —Alberto Payo [DesignBoom]
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