El robot submarino de marras golpeó ayer, accidentalmente, el sistema de ventilación. Esto obligó a BP a quitarle la tapa, que había estado atrapando parte de la fuga de petróleo. Tras el golpetazo, el crudo se precipitó a través del sistema de ventilación que transporta agua caliente hacia abajo, para mantener los cristales de hielo a raya (los mismos que fastidiaron la primera operación de sellado), y que no se formen en el interior de la tapa.
Total, que ahora deben asegurarse de que no se ha formado ninguno de estos cristales, antes de volver a ponerle el sombrerito metálico. BP dice que “van tan rápido como pueden.” En las anteriores 24 horas del *¡clonc!* el barco que tenían en la superficie había logrado recolectar 2.650.00 litros. De modo que hasta que lo arreglen eso es el extra de crudo que tenemos. Por suerte es temporal.
Ahora bien, que a mi me digan que “un robot ha golpeado…” no me convence. Hoy día -por desgracia- los robots no gozan de tanta inteligencia ni libre albedrío. De modo que ese robot lo estaría controlando alguien… ¿no creéis? —Javier G. Pereda [Huffington Post]
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