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Weird War, el cambio sin revolución

La jugabilidad es el punto fuerte del juego, pero con algunos matices. Ambientado en un episodio algo raro de la Segunda Guerra Mundial (sus creadores lo definen como el episodio más raro de la misma), los escenarios y personajes de los distintos ambientes y zonas geográficas por las que discurrirá nuestra aventura están perfectamente recreados. Estos escenarios y la época en la que se ambienta el juego nos van a marcar claramente los útiles y armas que podremos utilizar para avanzar en el juego, (un total de 60 objetos) uniformes, armas y objetos diversos que necesitaremos para ir completando las misiones… el truco está en no dejarse nada por el suelo, si bien, dado el limitado inventario del que disponemos, tendremos que pensarnos mucho de qué desprendernos por si lo vamos a necesitar más adelante.

El humor, la inclusión de combates en los que la velocidad de la lucha se mejora mucho con el uso de atajos de teclado y las numerosas opciones de dialogo, al principio nos hacen pensar que este es un juego con mucha mejor jugabilidad de la que sufrimos tras unas cuantas horas de juego, es decir, va de más a menos por problemas que resultan muy irritantes; los tiempos de carga, excesivos, van siendo cada vez algo más frustrantes, por otro lado, a pesar de tener una muy variada colección de frases, se han de pronunciar tan sólo de una forma, para avanzar en nuestra aventura, con lo que la sensación de linealidad es muy fuerte, denotando que por muchas opciones que parezca que disponemos, realmente solo hay un camino que tomar…

Respecto a los gráficos, la primera impresión es aceptable, sin embargo, pecan de una excesiva simpleza que solo compensan esos toques de humor original que salpican el juego. Jugando a Weird War uno tiene la sensación de estar en frente de cualquier clónico de Baldurs Gate, pero con una ambientación más realista. El problema reside en si se le da más valor al aspecto técnico del juego, o por el contrario se quiere apreciar la marcada originalidad que inunda el título. Siempre es de agradecer la búsqueda de la originalidad en los videojuegos, pero al igual que sucede en muchos casos semejantes al de Weird War, el sacrificio gráfico (o de cualquier otro aspecto técnico) suele ser demasiado grande como para poder apreciar en su plenitud el esfuerzo de los programadores.

El sonido es algo repetitivo, con poca variedad. Acompañan al principio, pero luego pueden resultar algo molestos, mi opinión es que dejarlos a un nivel reducido y no hacerles mucho caso es imprescindible para no aburrirse del mismo efecto o música.

Hobbers

Redacción

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